Jueves, 25 de Abril 2024

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La honestidad del “Nene” Zapiain

Por: Raúl Romero

“Entre la gente grande no siento nada, pero entre los niños me siento ‘chiveado” cuando me dicen ‘Nene’” decía en 1981 Gabriel López Zapiain, defensa del Guadalajara que falleció el pasado 18 de agosto.

Entonces el jugador no imaginaba que ése era el apodo con el que iba a ser recordado, y que iba a pasar la última parte de su carrera entre niños y jóvenes promesas del futbol.

Zapiain debutó en el Irapuato, un equipo que recordaba con cariño aún después de destacar con Chivas. “En el Irapuato conocí lo que realmente eran amistades”, decía. “Había una verdadera unión entre nosotros ya que la mayoría de las veces carecíamos de dinero”.
Fueron precisamente los problemas económicos los que lo orillaron a dejar su primer equipo en 1971. Hizo pruebas con el Puebla, pero un 15 de septiembre en que estaba de regreso en Irapuato por motivos personales, directivos del Guadalajara se presentaron en su casa para contratarlo. “En menos de media hora nos arreglamos”, recordaba.

Zapiain era excepcionalmente honesto al recordar las dificultades que vivió al llegar al Guadalajara poco brillante de los años setenta.
“Cuando llegué a Chivas la situación estaba dura. El primero en llegar fue Vicente Mata, de La Piedad. Posteriormente llegaron Chavarría, Torres, Camacho y yo. Nos llamaban ‘los extranjeros’. Realmente no nos pasaban”.

“La unión que había en el Irapuato no se ha presentado en el Guadalajara. Hay jugadores que no te hablan con la verdad. Sí hay compañerismo, pero no igual al que viví con el Irapuato”, admitía Zapiain, ofreciendo uno de los motivos que pueden explicar por qué el Guadalajara no obtuvo campeonatos entre 1970 y 1986.

El “Nene” se volvió popular entre los aficionados de Chivas, cuyo recuerdo del defensa coincide con la descripción que el jugador daba de sí mismo: “Soy un jugador duro, pero no mal intencionado, además de que nunca me ha gustado dar ventajas al adversario”.

A pesar de tener una oferta de Atlas, el defensa se retiró en 1982 con dos desilusiones: nunca haber sido campeón y no haber sido llamado a la Selección (sólo fue preseleccionado para un juego contra Grecia), una puerta que pensaba se abriría más fácilmente siendo jugador de Chivas.
Zapiain tuvo una pequeña revancha en 1986, cuando fue parte del cuerpo técnico que le dio su noveno título a Chivas bajo la dirección técnica de Alberto Guerra, quien asignó al “Nene” la labor de portavoz extraoficial del equipo.

En muchas ocasiones era Zapiain quien hablaba ante la prensa, y lo hacía con la misma honestidad que había mostrado cuando era jugador. “Si no calificamos lo tenemos bien merecido”, dijo luego de una derrota ante Cruz Azul, aunque Chivas iba a terminar siendo campeón ante los Cementeros.

El sueño de dirigir algún día al Guadalajara o al Irapuato no se realizó, pero Zapiain continuó vinculado a Chivas como visor, buscando nuevos talentos para el Rebaño.

Fue él quien en 1998 invitó al Guadalajara a Omar Bravo, que iba a convertirse en el máximo goleador histórico del club. En su nueva posición fuera de la cancha, Zapiain encontró el modo de seguirle dando alegrías a las Chivas.

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