La temperatura criminal del Sur de Jalisco se ha elevado en los últimos dos meses y Ximena no tiene la culpa.Intercambié un par de mensajes con ella tras ver su publicación en redes: «Decidí ser feliz un fin de semana y terminé en medio de una balacera en Mazamitla». Cuando comenzó el tiroteo, se resguardó en una carnicería por dos horas. Contó que seguía «muy agüitada y asustada».Los videos que circularon muestran una fase distinta del conflicto. En uno, los turistas se tiran al suelo en pleno centro cuando los sorprende el tiroteo. En otros dos clips, el estertor de la metralla acecha las cabañas.La cercanía de los cañones es tristemente metafórica: los criminales se alejan de la serranía, abandonan el monte. Ahora luchan y se enfrentan cada vez más próximos al corazón de un Pueblo Mágico.La zona Sur de Jalisco se ha descompuesto rápidamente desde la «masacre» (aunque muchos vimos un fusilamiento) a finales de febrero en San José de Gracia, Michoacán, ubicado a 15 minutos de Mazamitla.Todo apunta a que habría una disputa territorial entre el Cártel Nueva Generación y Cárteles Unidos que opera en Michoacán.Hace un mes hubo enfrentamientos y bloqueos en Tamazula que obligaron al alcalde a pedir a la población no salir de sus casas. Esta solicitud, ahora del alcalde Jorge Magaña, se repitió en Mazamitla.Aunque no está en sus facultades constitucionales de los munícipes restringir la movilidad de la población, ¿qué alternativas tienen cuando estos actos amenazan a los ciudadanos?Hasta ahora, el Gobierno federal ha detenido a líderes criminales en Jalisco y Michoacán tras la masacre en San José de Gracia.En este contexto, el jueves pasado el Gobierno federal informó de la detención de 13 hombres en Santa María del Oro, La Manzanilla de la Paz y Mazamitla, todos ligados a esa masacre y vinculados al cártel que lidera “El Mencho”.Sin embargo, los arrestos sólo debilitan o fortalecen a un grupo, lo que enardece las disputas cuando no hay un plan de persecución y desmantelamiento de las macro estructuras criminales sino sólo la neutralización de capos. En resumen, el mismo error de los últimos dos sexenios.Por su parte, la respuesta del Gobierno estatal será la misma que dio Enrique Alfaro tras lo ocurrido en Tamazula: responsabilizó a los medios por difundir los hechos, culpó al estado vecino, anunció más coordinación, envió a Enrique Ibarra a hablar con los alcaldes para postear la foto y normalizó el problema porque «esto es un fenómeno nacional».De hecho, en su mensaje inicial, el gobernador descartó muertos tras la balacera, en su desbordado afán por retratar un Jalisco que sólo existe en sus redes sociales.Compartir estas ideas resulta doloroso. Como jaliscienses, exijamos y no dejemos que el crimen y el miedo también nos arrebaten emblemáticas regiones como Mazamitla y sus pueblos aledaños. Lo ocurrido este domingo demanda una reacción proporcional, en inteligencia y estrategia, de los tres órdenes de gobierno para que no se repita.El saldo de la balacera en Mazamitla: tres cadáveres abandonados, ningún detenido y un recuerdo infeliz para decenas de visitantes como Ximena.