Desde el 2014 que en las homilías en la parroquia principal del municipio de Tala, los sacerdotes empezaron a denunciar los cada vez más frecuentes casos de desapariciones forzadas en esa comunidad, y luego del 2018 que este lastre se visibilizó como nunca con la desaparición de los tres estudiantes de cine y las protestas para exigir su localización en la renombrada glorieta de las y los desaparecidos, en Jalisco este problema no ha hecho más que escalar y con sus 15 mil casos, ubicarse, por mucho, como la Entidad en la que más han ocurrido los más de cien mil desapariciones del país, que colocan también a México en el top 10 mundial de este que es el delito más cruel y el que más dolor provoca.Por eso ayer, en la conmemoración del Día Internacional de Personas Desaparecidas hubo marchas de familiares de desaparecidos en muchas ciudades del país exigiendo a las autoridades atender esta problemática y sobre todo evitar que las privaciones ilegales de la libertad continúen.Desde luego, en Jalisco esa tristeza se multiplicó por las miles de familias que sufren esa incertidumbre, zozobra y dolor profundo, pero también coraje y desesperación, por tener a un ser querido desaparecido y que para ellos significa “andar muertos en vida” en su búsqueda. Para los colectivos que agrupan a familiares y activistas que luchan contra las desapariciones, sean locales o nacionales que vienen a hacer sus búsquedas en suelo jalisciense, el acompañamiento de las autoridades está lejos de ser el que quisieran, y siguen siendo ellos mismos los que logran las más ágiles investigaciones y los mayores hallazgos en las fosas clandestinas.La narrativa oficial del Gobierno alfarista en el sentido de que si en la Entidad el número de desaparecidos encontrados, con o sin vida, y de fosas clandestinas ha crecido, es porque han realizado un esfuerzo más sistemático en las búsquedas, no acaba de convencer a los afectados, que lo que reclaman es que se investiguen y se resuelvan los casos, pero que sobre todo, se procese a los raptores y se combata la impunidad que hace imparables las desapariciones forzadas. El tratar de maquillar o rasurar cifras del número de desaparecidos es otra de las cosas que más irrita a los deudos.Sin duda, la otra gran demanda es agilizar los procesos forenses para lograr tener más perfiles genéticos y entregar sin tantos trámites burocráticos los cuerpos de sus seres queridos localizados, y que sigue siendo uno de los mayores cuellos de botella.Lo dicho, el Gobierno estatal debe priorizar el tema de las desapariciones, por ser el problema número uno de inseguridad en Jalisco, destinando los presupuestos necesarios que muestren por fin empatía y sensibilidad ante esta tragedia, que según las familias y las organizaciones que salieron ayer a la calle, ha estado ausente.jbarrera4r@gmail.com