Un señor arribó al lugar del accidente temía reconocer algún rostro de los dos cuerpos que yacían al interior del carro gris que fue impactado por el conductor de un automóvil deportivo antes de las nueve de la mañana del pasado domingo sobre la avenida Tepeyac en Zapopan.Comentó a un policía que su hijo tenía un carro igual al que participó en el siniestro. Su preocupación aumentó ya que su vástago había salido de la casa con su esposa hacía rato y no contestaba el celular. Se retiró del lugar y media hora después regresó con una foto para mostrarla a las autoridades apostadas en el sitio del percance. Se confirmó lo inevitable, eran Alejandro y su esposa Fernanda. La pareja se había casado una noche antes y se dirigían a la cita de maquillaje porque justo ese día se celebraría la recepción del enlace.Las circunstancias que rodearon la muerte de estos jóvenes, era por momentos un caos. Vecinos del lugar se hacían de palabras después de que unos a otros se culparan por alterar la escena del accidente y proteger al conductor del automóvil deportivo, que sería identificado después como un futbolista. Los señalamientos se dirigían a que una botella de alcohol fue sustraída del carro del deportista y escondida por una mujer mientras que otra le cuestionaba por qué lo negaba. Otro vecino trató de calmar la situación diciendo que las cámaras instaladas en el lugar -del Estado y del municipio- ayudarían a deslindar responsabilidades. Minutos después un agente de la fiscalía recibía por radio la notificación: no estaban seguros de que estuvieran en funcionamiento.Fernanda y Alejandro tenían dos años y un mes de novios. Ella estudió Ciencias de la Comunicación, él era pedagogo. Apartaron primero el salón de fiestas sin contar con que no encontrarían un templo que celebrara el matrimonio en domingo, por eso decidieron hacerlo un día antes y tener un fin de semana lleno de felicidad, juntos planearon un viaje a Cabo San Lucas para su luna de miel. Después del enlace religioso, el sábado, familiares y amigos se despidieron de la pareja con la promesa de reencontrarse un día después para festejar.La familia de Alex y gran parte de la sociedad conmovida por esta historia no creen en que se trató de un accidente, sino de una irresponsabilidad que arrebató la vida de dos personas. Después del impacto -que los testigos compararon con el ruido de una fuerte explosión- un hombre se acercó a auxiliar a la pareja, él ya no respiraba, ella se movía un poco. Regresó a su casa por los Santos Oleos, era un ministro de la iglesia y después de rezar una oración junto a Fer, ella murió.Mientras al interior de la ambulancia una mujer le hablaba al conductor del deportivo, le decía: “tú vas a estar bien, tú eres un campeón”. Afuera del vehículo de emergencia se escuchaba el grito desesperado de otro testigo del percance quien le respondía: “no señora, ningún campeón, es un alcohólico y asesino”.
