La pandemia no solamente ha venido a convertirse en un problema grave de salud, de impacto a la economía e incluso llegar a semi paralizar muchas actividades en el mundo.Una de las consecuencias es que ha exhibido a varios mandatarios y funcionarios que no han sabido, al margen de los recursos disponibles, asumir la responsabilidad, reconocer la gravedad de la crisis, la han ignorado, han echado a un lado a la ciencia y en muchos casos, ni siquiera aplicado el sentido común.No vayamos lejos. De los tres países de América del Norte, solamente Canadá sale librado de la forma como ha enfrentado el problema de salud. En Estados Unidos y México, sale sobrando mencionar lo que las administraciones de Trump -en su tiempo- y López Obrador ignoraron o dejaron de hacer.Algo que marcó a Trump y contribuyó a su derrota electoral fue la pandemia. Y en California -la quinta potencia comercial en el mundo y que tiene una población de casi 40 millones de personas- su gobernador, el demócrata Gavin Newsom, tiene ‘la soga al cuello’ por la manera de enfrentar la crisis sanitaria.Aún no se sabe con exactitud quien es la cabeza del movimiento, solo se tiene el conocimiento de un sargento retirado del alguacil de Sacramento quien ha aparecido en una campaña para recolectar un millón y medio de firmas, que son las necesarias para solicitar una elección especial para intentar destituir al gobernador por su pobre trabajo de logística frente a la pandemia.Son muchas las posibilidades de reunir las firmas antes del 17 de marzo -fecha límite- para que entre agosto y septiembre se lleve a cabo la elección especial. Sin embargo, son pocas las probabilidades de lograr la destitución. Entre el electorado Newsom tiene una aprobación arriba del 50 por ciento; 45 por ciento está en contra de la elección especial y solo un 36 por ciento están a favor. Si tomamos en cuenta la base republicana -en California es solo de un 33 por ciento en promedio- las condiciones favorecen a Newsom.El proceso por el que pasa Newsom posiblemente no tenga aplicación en otros países, sin embargo lo que sucedió con Trump -el castigo en las urnas- perfectamente es aplicable en cualquier otra elección. ¿Usted, qué opina?.
