Miércoles, 24 de Abril 2024

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Elecciones en Chile

Por: Luis Ernesto Salomón

Los ciudadanos de Chile llegan a las elecciones inmersos en el sentimiento de falta de confianza en la clase política.
El mismo fantasma que ha recorrido los procesos electorales más recientes en el mundo occidental: el desencanto generalizado ante el desempeño de los representantes públicos y especialmente de los partidos políticos.

Los reportes de prensa dan cuenta de una campaña electoral que dadas las limitaciones al gasto en publicidad ha sido más bien fría. La sensación se puede resumir en las palabras de Catalina Gascone, una estudiante de 19 años, referida por el diario argentino El Clarín:  “la gente no quiere votar porque en realidad nadie cree que pueda haber un cambio sustancial en casi nada. Además, asumen quién va a ser el presidente”.

El resultado previsible es un triunfo del exmandatario Sebastián Piñera, que significará un respaldo al establecimiento político tradicional, ante la percepción de malos resultados de la gestión de Michelle Bachelet.

Los estudios demoscópicos dan como seguro el triunfo del candidato de la derecha, mientras la mayor preocupación es la abstención que se proyecta en casi 60%. Con un claro favorito, la campaña electoral chilena cerró en un ambiente de cierta indiferencia de los ciudadanos frente a sus dirigentes políticos.

Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo PNUD reporta que en Chile “existe un distanciamiento entre la ciudadanía y la política”, expresando un malestar que se acrecentó con “problemas de corrupción y el declive de la confianza” en instituciones. Una situación que, con todas sus particularidades, se hace presente en los procesos electorales que se desarrollan actualmente en latinoamérica incluido, por supuesto México.

De hecho un factor que algunos han considerado decisivo para el previsible triunfo de Piñera es la debilidad del actual gobierno en materia de rendición de cuentas y combate a la corrupción, pero además, está el factor económico, ya que la economía del país andino se ha debilitado en los últimos años produciendo en la población una percepción de estancamiento, que afecta a la actual Presidente.

El probable triunfo de Piñera se inscribe en la ola del desencanto que, en America Latina se expresa contra el populismo de izquierda que resultó tan popular en los últimos lustros en Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ahora los ciudadanos han votado en favor de políticas económicas responsables, alineadas a los procesos de globalización en Argentina, Brasil mismo, Perú, Colombia, y ahora Chile parece sumarse a esta lista.

En Chile la ola del desencanto se ha decantado hacia lo conocido, votará a una persona que ofrece certidumbre aunque posterga los deseos de cambio que muchos quisieran ver, para centrarse en los resultados plausibles en el nivel de vida de las familias. No hay que olvidar que en muchos de los indicadores de bienestar, ingresos y desarrollo humano Chile ha logrado colocarse por encima de la mayoría de las naciones de latinoamérica, es un país en donde las políticas liberales se han implantado de tal forma que cuenta con una especie de blindaje macroeconómico que les ha defendido de crisis abruptas desde hace ya varias décadas.

Y aunque la desigualdad ha crecido, el saldo tiene en general a los chilenos concentrados en el desarrollo personal y de sus actividades, con una alta dosis de indiferencia ante las autoridades. Seguramente Piñera será un presidente concentrado en resultados económicos, seguro tendrá sintonía con Macri, con Kuczynski, con Santos y quién le suceda, y buscará acercarse a Temer en Brasil.

En realmente poco tiempo el mapa político de Sudamerica ha cambiado y Chile seguramente jugará un papel en favor del libre comercio y la integración económica.

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