Sábado, 20 de Abril 2024

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El silencio también comunica

Por: Rubí Bobadilla

El silencio también comunica

El silencio también comunica

Las crisis siempre traen la oportunidad de mejorar. La clave está en reconocerla, afrontarla y trabajar en ella, cosa que el Gobierno de Jalisco no ha querido hacer. Por el contrario, el Ejecutivo Estatal ha optado por el silencio y la falsa sensación de seguridad.

Este miércoles lo volvió a hacer. Al ser cuestionado sobre el video en el cual se observa a cuatro policías de Concepción de Buenos Aires sometidos por el crimen organizado, el gobernador de Jalisco prefirió callar.

Señaló, sin dar más detalles, que el video ya era viejo. No pudo responder qué tanto. “Con eso, no voy a hablar más”, finalizó los cuestionamientos al respecto del tema.

La Fiscalía confirmó que hace un par de semanas se presentó una denuncia por el robo de las armas de un par de policías de ese municipio, uno de ellos relacionado con el video, también sin mayor información, pero por lo menos dio una idea de la temporalidad de lo ocurrido.

El alcalde de Concepción de Buenos Aires, César Salvador Sánchez no contesta las llamadas a su teléfono personal, mientras que los mensajes de WhatsApp los ha ignorado luego de leerlos. Pero eso sí, presente y gustoso lució la tarde de ayer miércoles en la presentación de los talleres culturales del municipio y la coronación de la Reina de Cultura 2022.

¿Qué tan poco control de la(s) crisis tienen estos dos gobiernos, estatal y municipal, si el video "ya era viejo"? ¿No pudieron en al menos dos semanas que tenía la situación, preparar una estrategia para responder al momento en el que se hiciera público? ¿Era de total desconocimiento de la autoridad hasta que el video se hizo viral?

El silencio es política, el silencio también comunica. Y en este tipo de situaciones comunica más de lo que no se dice: falta de control de la seguridad, el poder del crimen organizado es por mucho superior al Estado de Derecho, no hay una estrategia para responder, no hay información certera de lo ocurrido, no hay siquiera el más mínimo interés de admitir la situación por la cual pasa la Entidad.

También comunica que el equipo de “comunicación” e imagen del Gobierno del Estado poco puede hacer para calmar las crisis, trabajo fundamental de su labor.

Más parece que se han dedicado a aplaudir todo lo que el mandatario dice o hace que a crear una estrategia de reacción y respuesta ante este tipo de situaciones, que no va más allá de las declaraciones del gobernador refiriendo que eso le toca a la federación, que se reforzó el patrullaje, que solo se quiere atacar a su gobierno, dañar al Estado, que los medios son enviados de alguien para desestabilizar.

Lo mismo sucedió el jueves pasado, cuando al ser cuestionado sobre por qué no hubo detenidos, señaló que lo que se hizo fue evitar un problema mayor. Luego, al preguntar si había dado la orden para que no se ejecutaran aprehensiones, explotó y atacó. Ahí sí, hasta boletín mandó para señalar a la que suscribe esta opinión, pero más allá del ataque y de su enojo, volvió a callar.

¿Será que el mandatario recibe terapia para ayudarlo al manejo de las emociones y cómo reacciona ante ellas? Lo sé, cuestionamiento fuera del punto de esta columna. Pero duda sincera, ya que mucho cambiaría su forma de comunicar e incidir en el manejo de la agenda pública, como algunos otros gobernantes locales lo hacen, y por el contrario, lo dominan muy bien.

Regresemos y veamos una vez más: la baja de denuncias por incidencia delictiva no es una métrica que garantice que la inseguridad ha disminuido, aún más cuando los hechos como el visto esta semana —en los cuales el crimen organizado demuestra su poderío, especialmente en el interior del Estado— son cada vez más comunes.

Tampoco basta con decir que "eso le toca a la Federación", porque para ello se ha anunciado un sin fin de veces la colaboración interinstitucional entre los tres niveles de gobierno.  Si el crimen organizado gana poder y terreno, controla también a sus brazos medios dedicados, según se les ha asignado, a los robos, extorsiones o "cobros de piso", asaltos a transportistas, entre otros delitos que técnicamente sí le tocan al Estado.

Si tan solo el mandatario hiciera una retrospección sincera e implementara una estrategia real para dar la cara y solución a los que todos los días vemos las y los jaliscienses, otro cuento estaría contando.

Incluso en las encuestas de popularidad que hoy pisa en los últimos lugares, pues quizá no se dio cuenta que esto lo alejó también del sueño de ser candidateable para el 2024. Si no lo vimos en casi cuatro años, yo dudo que algún día vaya admitirlo, como tampoco va a admitir que la seguridad en Jalisco no es como la pinta.

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