La actual coyuntura electoral para la sucesión presidencial en México es un laboratorio perfecto para ver los límites y, en mi opinión, la crisis terminal que atraviesa la política liberal. De modo muy anticipado, incluso para los tiempos legales que ellos mismos decidieron, dos bloques de partidos compiten por los principales puestos del poder, prometiendo resolver los problemas del país y mejorar las condiciones de vida de la sociedad. El bloque gobernante sigue acusando al bloque derrotado de ser causante de los problemas; el viejo bloque, que ahora está en la oposición, critica que el bloque que gobierna está acabando con las instituciones, la “democracia” y destruyendo la nación.Llamo política liberal al conjunto de prácticas, ideologías, repertorios y todos los componentes que, en los dos últimos siglos, constituyen el sistema político que ha legitimado el orden social y el sistema de múltiples opresiones que es el capitalismo contemporáneo.La política liberal es el sistema político que nace de la expansión del capitalismo centrado en Europa. Inicialmente, la política liberal funcionó para las élites y estaba acotada para las clases marginadas. Como se sabe, los derechos no son nunca concesiones de los poderosos, sino conquistas de las luchas sociales. Si hoy los pobres, las mujeres, los afrodescendientes, los comunistas y todos pueden votar, es porque hubo luchas de la clase obrera, de las sufragistas, del movimiento por los derechos civiles, que además del voto impulsó el Estado de bienestar.Todo ese conjunto de derechos ganados por las luchas sociales de los de abajo dotó a la modernidad capitalista de una careta de legitimidad y creó un sistema político que canalizó los modos, formas y medios de participación política a través de los partidos y las elecciones.La política liberal llegó a México tarde. Si bien hubo competencia electoral desde el siglo XIX, tras la Revolución Mexicana un bloque hegemónico se encargó de que la participación política y el acceso al poder público ocurrieran solo en un partido: el PRI, y ya sabemos cómo resultó esa historia.Los defensores de la política liberal sostienen que el predominio hegemónico del PRI acabó con la transición democrática que vivió el país en el año 2000. A partir de esa fecha, se supone que hubo libre competencia en una democracia liberal. Pero lo que ha visto la sociedad mexicana son las chapuzas de los partidos que compiten bajo las reglas del sistema electoral y político mexicano. Reglas que han incluido fraudes, financiamiento ilegal, etcétera.Es lo que estamos viendo en la actual contienda, por más que desde el actual partido gobernante se pretenda imponer una narrativa de un cambio transformador a partir de 2018. Es cierto, Morena derrotó en ese año a la partidocracia tradicional, pero desde entonces está construyendo una nueva partidocracia. Basta ver los métodos y modos en cómo los políticos disputan las candidaturas.La crisis de la política liberal proviene de que se hace creer que un partido o un dirigente pueden modelar y resolver los problemas de una sociedad nacional y se soslaya u oscurece que el Estado-nación mexicano forma parte de un sistema mundial, el capitalismo contemporáneo, que no es solo un modelo económico o de acumulación de capital, sino esencialmente un sistema de múltiples opresiones, como lo explicó el antropólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel. El capitalismo se nutre de la opresión clasista, racista, patriarcal, colonial, entre otras.El combate a estas opresiones y el trabajo para imaginar otras relaciones sociales donde estas opresiones se eliminen no forma parte de la teoría o la práctica de los partidos en la política liberal. Su pelea consiste en ocupar un poder público que no cuestiona al sistema capitalista ni sus instituciones.Sea el bloque de partidos que gane las elecciones de 2024, ya sabemos que las cosas, de fondo, seguirán iguales. Ya en otros episodios políticos recientes se han renovado partidos y dirigentes que prometen que las cosas cambiarán y al final muchos terminan decepcionados. Recuerden a Fox. Es tiempo de entender que el problema no es un partido u otro, sino el conjunto de partidos y la política liberal que los nutre. Es tiempo de entender que la política liberal está en crisis, no sirve para resolver los problemas centrales que nos aquejan.rubenmartinmartin@gmail.com