Viernes, 19 de Abril 2024

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El cascanueces

Por: Argelia García F.

El cascanueces

El cascanueces

Si hay un momento en el que el mundo dancístico se pone de acuerdo para correr la misma producción, es este. Parte de los festejos navideños implican ir al teatro a ver “El Cascanueces”. El público realmente lo espera y además es una perfecta y “fácil” aproximación para los niños al mundo escénico, para muchos de ellos es quizá su primer contacto con el ballet. La historia, basada en el cuento de E. T. A. Hoffmann “El cascanueces y el rey de los ratones”, varía de producción en producción. Se estrenó el 7 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo con coreografía de Lev Ivanov y Marius Petipa y música del genio Piotr. I. Tchaikovsky. Pareciera increíble pero Tchaikovsky nunca vio en lo que se convertiría su obra puesto que murió al cabo de un año de aquel estreno en el que dicho sea de paso, no tuvo la suerte de tener a los críticos de su lado. Los Teatros Imperiales Rusos comisionaron el ballet como siguiente paso a la aclamada puesta en escena de “La bella durmiente”, compuesta por el mismo compositor. Probablemente “El Cascanueces” sea el ballet más bailado en todo el mundo y coreográficamente tiene que ver muy poco la versión rusa con la inglesa incluso con la francesa o la americana. Es decir, se han bailado distintas versiones conforme a la historia original después adaptada por Dumas. Es en casa de la familia Stahlbaum en la que a la joven Clara en plena fiesta de Navidad, su padrino el misterioso (mago) Drosselmeyer le regala un cascanueces en medio de un ambiente festivo y elegante que involucra familias junto a un árbol de gigante. Cuando la recepción termina y Clara se rinde abrazada a su nuevo muñeco de madera en los pies del árbol es que cobra vida la aventura en pleno sueño. Mientras participa en la batalla del Cascanueces donde vence al Rey Ratón se rompe el hechizo en el que él se transforma en un Príncipe y juntos transitan del País de las Nieves hacia el Reino de los Dulces donde la majestuosidad del Hada de Azúcar y su Caballero hacen bailar a sus amigos en honor a sus nobles visitantes. Españoles, rusos, árabes, chinos, flores y demás habitantes del reino hacen pasar a Clara la mejor de sus noches. Al final ella despierta junto a su árbol todavía incrédula de haber vivido tal aventura.

Pero ¿qué debemos ver cuándo vemos “El Cascanueces”? Deberíamos tener una fiesta de verdad llena de magia típica de la estación, ver a unos felices copos de nieves dándole la bienvenida a  Clara pero también podríamos tener a unos copos duros como el invierno, según la versión rusa. Por supuesto el Pas de Deux principal debería destilar ternura y suavidad más no solo en forma. Cuerpos de baile uniformes pero vivos. Versiones más, versiones menos, deberíamos poder conmovernos y sensibilizarnos por la interpretación de un mundo dulce lleno de fantasía.

Tercera llamada: comienza la temporada de “El Cascanueces” en el mundo. Toi, toi, toi, a todos mis colegas.

Tapatío

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