Ante un salón abarrotado de porristas, el gobernador Enrique Alfaro dijo que la única candidatura que aceptará será a la Presidencia de la República. Estaba feliz; estaba con los suyos. Aunque el evento lo organizaron otros, la asociación política Confío en México, jugaba de local. Como tampoco era un evento del partido, no había quién le hiciera sombra. La imagen que quiso mandar fue la de un Alfaro fuerte, confrontador, aplaudido por los suyos.El mismo fin de semana, en otro frente, el presidente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, se toma una foto flanqueado por dos de los precandidatos a la gubernatura de Jalisco, Pablo Lemus y Clemente Castañeda. Ambos suben exactamente el mismo mensaje a las redes, las mismas fotos en la Casa de los Abanicos y el mismo texto: haciendo equipo. No está Enrique Alfaro y tampoco su precandidato, el secretario de Desarrollo Social, Alberto Esquer.Ambos quisieron mandar una señal de quién manda en Movimiento Ciudadano, quién toma las decisiones de ese partido en Jalisco. El gobernador Alfaro llega a su quinto año con mucho control político y muchos frentes abiertos. Ahí en su evento tenía propios y extraños; a los líderes del Congreso y al presidente del Poder Judicial aplaudiendo como focas; a la burocracia, acarreados algunos, por voluntad propia otros, echando porras y gritándole “presidente, presidente”. También quedó claro su desencuentro con la Universidad, su intolerancia a la crítica, su desdén a los medios y su distancia con las víctimas.Muy a su estilo de político de formas y señales, Dante Delgado simplemente dejó el mensaje de que MC en Jalisco es más que Alfaro, que el senador Clemente Castañeda y el alcalde Pablo Lemus le reconocen el liderazgo y que en el centro está él.Que a nadie le quepa duda de que llegado el momento se pondrán de acuerdo. Ambos son políticos, a su estilo: el gobernador de Jalisco más impulsivo; el presidente de MC más taimado y calculador. Ambos enfrentarán un año complejo que terminará por definir su peso específico: en su quinto año de Gobierno Alfaro comienza, irremediablemente, su declive en el poder, salvo que se meta en serio a buscar la candidatura a la Presidencia y gane presencia nacional. Dante Delgado se juega en el Estado de México y Coahuila el peso de MC y de él mismo como su representante en la mesa política nacional. Si, como apuntan las encuestas, las elecciones de esos estados se polarizan y borran del mapa a MC el liderazgo de Dante Delgado llegará disminuido a las decisiones de 2024. Arrancó el año grillo en el que todo significa y todo se interpreta.diego.petersen@informador.com.mx
