Martes, 21 de Mayo 2024

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Adán Augusto, el secretario de Promoción

Por: Diego Petersen

Adán Augusto, el secretario de Promoción

Adán Augusto, el secretario de Promoción

Poco nos duró el gusto. Tras tres años de una secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dedicada a las relaciones públicas, carente de oficio y de poder real, que no ejercía el puesto y a quien hasta sus compañeros menospreciaban (ella misma dijo haber sido víctima de violencia de género por parte del gabinete de seguridad), la llegada de Adán Augusto López Hernández al Palacio de Cobián parecía regresar la política nacional a la Secretaría de Gobernación. En los primeros años del sexenio de López Obrador era más que evidente que los acuerdos se hacían en otro lado, fuera en la Consejería Jurídica con Julio Scherer, en la cancillería con Marcelo Ebrard, o incluso en el IMSS con Zoé Robledo. Adán Augusto regresó al gobierno una necesaria institucionalidad.

En los últimos meses, López Hernández se posicionó como un posible candidato de Morena a la presidencia. Además de ser tabasqueño como el presidente, tiene una formación política similar -militó en el PRI y en el PRD-. Pero, sobre todo, ha mostrado oficio en su trato con la oposición, los gobernadores y los poderes Legislativo y Judicial. Súbitamente, los reflectores voltearon hacia él. 

El viaje el fin de semana en un avión de la Guardia Nacional es un asunto administrativo menor y más anecdótico que trascendente, relevante solo por la contradicción discursiva que implica. Su participación en un acto de proselitismo promoviendo la no revocación de López Obrador (sé que suena absurdo escribirlo así, pero eso es lo que es) y arengando en un mitin de Morena en contra del INE es una pésima señal para el país: el interlocutor político decidió convertirse en golpeador. 

No es casualidad que tanto él como Claudia Sheinbaum hayan salido en nado sincronizado (para usar palabras del presidente) a atacar a las autoridades electorales: están desde ya fabricando un culpable en un escenario de poca participación en el ejercicio de revocación. A menos que el presidente haya decidido romper amarras con la oposición de cara a lo que queda del sexenio, resulta incomprensible el sacrificio de una pieza clave en la gobernabilidad del país a cambio de unos cuantos votos en la revocación. A diferencia de la Jefa de Gobierno, que seguirá siendo la niña preferida del salón, el dedo chiquito del presidente, el secretario López Hernández tendrá que sentarse el próximo lunes con los líderes de la oposición para negociar la reforma eléctrica, garantizar el clima político en las elecciones de gobernador en seis estados en junio y por su escritorio pasará la propuesta de reforma electoral y los nombramientos de nuevos consejeros del INE. Y no es lo mismo hacerlo como un respetado secretario de Gobernación que como un empequeñecido secretario de Promoción del presidente. 

diego.petersen@informador.com.mx
 

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