Martes, 23 de Abril 2024

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De la magia de los pueblos

Por: Juan Palomar

De la magia de los pueblos

De la magia de los pueblos

Cada agrupación urbana debiera tener su propia magia: la de lugares que tienen una personalidad propia y adecuada para la vida de sus habitantes. Estos términos, con toda su esencialidad, son la base para un desarrollo deseable y ordenado de su natural desenvolvimiento.

Una es la magia que se destila de su apariencia y de la armonía necesaria para comunicar esa esencia urbana. Pero hay otro sistema del que depende el funcionamiento cotidiano, llano y pragmático: el de todos los servicios públicos, el de una economía próspera, el de una apropiada seguridad, etcétera.

Todos los pueblos deberían encerrar, para ser un marco adecuado para la vida de sus habitantes, los dos tipos de magia. Si se analiza la vida de los pueblos llamados oficialmente mágicos se podrá constatar que cuentan, con sus asegunes, con una base de servicios urbanos suficientes y razonables.

Esta base reside tanto en una buena administración municipal como, de manera indispensable, de la contribución y soporte de la población en general. Sin esta condición la pretendida magia es simplemente un maquillaje superficial y precario, sujeto a las veleidades de las circunstancias.

En el fondo del tema yace la identificación y el orgullo de cada habitante por su entorno, por su naturaleza, por el conjunto general de rasgos que distinguen a sus lugares de origen y residencia.

Una herramienta también indispensable es el conocimiento histórico del pueblo y sus devenires a través del tiempo, sus hechos relevantes, sus personajes y leyendas. El conjunto de rasgos que vienen del pasado y determinan su vida al día de hoy. Lo más importante es que a través de todo ello se pueda generar un presente satisfactorio y un porvenir deseable.

No se puede caer en la simple idea de mantener una imagen agradable destinada a los turistas. Aunque este aspecto es clave, los primeros beneficiados deben ser siempre los propios habitantes y sus vidas cotidianas. De esta manera las condiciones para una belleza natural del entorno urbano y sus alrededores serán suficientes. Y esa magia se podrá hacer presente, o se podrá recobrar, con un trabajo ordenado y un buen funcionamiento, en todos los órdenes, de su vida cotidiana.

jpalomar@informador.com.mx

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