Saúl “Canelo” Álvarez es taquillero. El asesor Rafael “La Cobra” Mendoza, no sólo vio en el boxeador tapatío esa química con el público, también calidad para alcances globales; pareció una ocurrencia aquella tarde de septiembre de 2009 en Guadalajara, cuando con toda seguridad dijo que “Canelo” sería un JC Chávez, o un Óscar de la Hoya. Empresa gigantesca, casi fantástica.La historia la conocemos todos, el yucateco Rafael Mendoza, a través de sus relaciones internacionales, condujo a “Canelo” a presentaciones nacionales, el Coliseo Olímpico de la Universidad de Guadalajara, aparador que fue trampolín para su arranque como imán de las mayorías, que rubricó con apariciones en el palenque de las Fiestas de Octubre en 2009 ante Euri González, y con el histórico lleno en el Auditorio Benito Juárez de Zapopan, también en 2009, se enfrentó al ruso Marat Khuzeev.La sabiduría de don Rafael puso al taquillero en Televisa y en la promotora Golden Boy de Óscar de la Hoya, empresas en las que “La Cobra” fue muy respetado.Llegaron los tiempos de demandas, para “Canelo”, y en los que el tapatío demandó, oficios en los que se leen los nombres de “Tutico” Zabala, Óscar de la Hoya, DAZN.“Canelo” es un producto de codicia, desde aquella presentación en el Coliseo Olímpico de la U de G, donde “La Cobra”, con toda la autoridad de quien fue inmortalizado en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, Nueva York, dijo, “aquí tienen al ídolo que estaba esperando Jalisco en los recientes 40 años”, instantes en los que aparecía el pelirrojo y jovencito boxeador tapatío con rumbo al cuadrilátero ante la ovación de los aficionados, para enfrentarse con el sinaloense Christian Solano, en el Coliseo Olímpico de la U de G, fue el 18 de agosto de 2007, función de TV Azteca. “Canelo” se divorció de De la Hoya, antes de “Tutico” Zabala. El taquillero es el mandón, por lo que Álvarez, con lo aprendido hasta hoy en la industria boxística, y conocimientos que bien administrados permeen con profundidad a su equipo de trabajo, está para que su marca “Canelo” continúe ganando millones de dólares, y ante adversarios que ni siquiera lo despeinen; para contratar al mejor promotor que trabaje para su marca, y con la empresa televisiva que mejor le convenga, una mina de oro que se mantiene en suelo estadounidense, su enorme mercado, donde creen a pie juntillas que “Canelo” es un fuera de serie… Y por ahí estaré atisbando.
