¿En quiénes nos hemos convertido últimamente los automovilistas? El fin de semana leía un recuento de notas sobre “altercados viales” que terminaron en lesiones graves u homicidio. ¿En serio estamos llegando a ese nivel? Recuerdo cuando un altercado vial significaba gritar dos o tres palabras altisonantes y ya, pocas veces vi que llegara a los golpes; ahora “altercado vial” es sinónimo de tragedia en muchos de los casos. Para muestra, el famoso caso del actor Pablo Lyle, que sigue en prisión luego de un homicidio involuntario al golpear a un hombre durante un incidente vial en Miami en 2019. Todos tenemos una opinión al respecto, sin embargo contabilizar el índice de altercados viales que terminan en lesiones u homicidio nos habla más bien de un problema superior: la portación desmedida de armas de fuego - de forma ilegal- como nota al pie, pues quien cumple con la reglamentación de portación de armas de fuego está obligado a un registro del arma que posee y por lo tanto es rastreable en caso de uso, además de cubrir una serie de requisitos, pero ese es otro tema. Lo importante es qué está haciendo la autoridad al respecto. Es imposible saber en qué auto viaja una persona agresiva o armada. Es impensable que tras un incidente cualquiera, en lugar de que las aseguradoras lo resuelvan todo termine en los servicios de emergencia y un agresor prófugo, porque dicho sea de paso, la impunidad también brilla en estas situaciones, hay testigos de los hechos, siempre los hay -en medio del tráfico de nuestra ciudad lo difícil es que no los hubiera-, pero responsables detenidos muy pocos. Algo estamos haciendo mal.Aunque el objetivo es simplificar la circulación en medio de un incidente, la ley de los choques lamineros que entró en vigor el año pasado aminora el caos vial, protege de alguna manera a los automovilistas y reduce el estrés considerando que se presentan cerca de dos mil incidencias como ésta en la ciudad al mes. Tener asegurado nuestro auto con extensión de daños a terceros nos garantiza que un ajustador vendrá para apoyarnos y evitar que el tercero nos afecte. Ninguno de nosotros está preparado para enfrentar un percance o un altercado vial al salir de casa, nadie cuenta con ese “tiempo extra” en su trayecto, pero todos estamos expuestos. Analicemos entonces cuál será nuestro protocolo personal, ya que no tenemos uno oficial que nos ayude de inmediato ni sabemos, como dicen por ahí, “con quien te encuentres en la calle”. Conviene practicar nuestro autocontrol, y por qué no, generar una burbuja vital dentro de nuestro auto, pasamos más tiempo del que nos gustaría ahí dentro. Entre el tráfico y el calor de los últimos días hagamos lo posible por crear un ambiente óptimo. En una pregunta rápida que hice a quienes realizan trayectos entre 30 y 40 minutos para ir al trabajo o dejar y recoger a los niños de la escuela las repuestas frecuentes fueron: “Selección musical”, “aromaterapia”, “tabletas electrónicas con películas descargadas” y “aire acondicionado al 100”, todos aplicamos uno o todos al mismo tiempo.Atacar o defenderse, ¿cuál es la diferencia? Cerca de 380 mil siniestros de tránsito se registran al año en México, 13 mil de ellos de consideración en nuestro Estado, lo que nos ubica en el octavo lugar nacional; pero necesitamos más que números que nos digan si subimos o bajamos en la incidencia, necesitamos garantías para no convertir cada día en las calles de nuestra ciudad en una versión 2023 sin control de “Días de furia” (1993) al estilo Michael Douglas y Joel Schumacher, que lo único que evidencia es la falta de criterio ante un conflicto.