Viernes, 10 de Octubre 2025

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Margallate y desgarriate

Por: Jaime García Elías

Margallate y desgarriate

Margallate y desgarriate

La administración estatal anterior -“La que se fue”, como dice la canción- en buena medida ganó las elecciones y comenzó a gobernar a partir de una promesa de campaña: reordenar el transporte público. La buena intención se estropeó por culpa -valga la paradoja- del Gobierno federal: el anuncio y las primeras acciones orientadas a construir la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano (TEU) sirvió de argumento, como caído del cielo, para olvidarse de los discursos y postergar los prometidos reordenamiento y reestructuración del sistema… hasta la inauguración de la cacareada Línea 3, porque había que “articularlo” con ella.

(Bien dicen que “pretextos quiere el diablo”...).

-II-

El “engarróteseme ‘ai” decretado por el Gobierno federal a la susodicha Línea 3, porque en el Presupuesto se contemplaron otras prioridades, encendió las alarmas a la actual y aún flamante administración estatal. Sensible ante la cada día más conflictiva movilidad de la Zona Metropolitana de Guadalajara, y en lo que “El Supremo Gobierno, que no se equivoca nunca” -Pito Pérez dixit- se digna -o no- a liberar los recursos para continuar la dichosa obra (lo de “dichosa” es un decir), el gobernador Enrique Alfaro ya dio los primeros pasos orientados a hacer, en esa materia, su trabajo: gobernar.

Así puede -y debe- interpretarse su anuncio de, primero, sentar las bases técnicas y legales del “nuevo modelo de transporte público” (en el que la administración anterior malgastó 40 millones de pesos), que permitirá al Estado “recuperar el control y rectoría” del sistema; segundo, regularizar las dos mil 470 unidades que circulan por la ciudad al margen de la ley; y tercero, con Línea 3 del TEU o sin ella, tener en operación, para diciembre, debidamente reordenadas, todas las rutas del transporte urbano.

-III-

El margallate que es, ha sido desde hace décadas y seguirá siendo por tiempo indefinido la movilidad urbana en Guadalajara y anexas, pasa por el desgarriate que es, ha sido y seguirá siendo, a su vez, el transporte público. Si éste fuera -como se ha dicho hasta la saciedad- eficiente y digno, sería opción para muchos automovilistas que lo son por necesidad.

Todo es cuestión de entender -como planteaba el gobernador al asumir públicamente el compromiso, el lunes pasado- que es lícito que los concesionarios tengan utilidades… como ha sido ilícito que la autoridad, por contubernio o simple negligencia, se eximiera de ejercer el control y la rectoría de lo que esencialmente debe ser un servicio público.

Colofón: ¡Corre tiempo…!

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