Que uno o varios policías mueran en un enfrentamiento con delincuentes, es una cosa; que uno o varios policías sean asesinados en emboscadas -es decir, en acciones concertadas, deliberadas, preconcebidas, planificadas, en que las víctimas son seleccionadas y las circunstancias de lugar y hora del crimen meticulosamente calculadas-, otra muy diferente.Se dirá que tales crímenes son doblemente lamentables; porque se trata, ante todo, de vidas humanas… y porque las víctimas habían encontrado su vocación en la vida en una forma generosa y hasta heroica del servicio público. (Claro, a partir de la premisa de que se tratara de policías honestos, incapaces de abusar del poder y de la fuerza, y mucho menos de medrar a base de componendas, complicidad o disimulo con los delincuentes). Aun así, como dice la canción: “Aunque parezca lo mismo, no es igual”… -II-Los policías que mueren en enfrentamientos con delincuentes, pagan el precio de ejercer un oficio de alto riesgo por su propia naturaleza. Se diría que, aunque se les equipa y capacita para reducir ese riesgo, a eso se exponen. Los policías que son asesinados en emboscadas -Gonzalo Huitrón Reynoso, fiscal regional de Jalisco, y Arturo Gómez Vargas, comisario de seguridad pública de Tepatitlán, por poner como ejemplos, con nombres y apellidos, los casos más recientes en la Entidad- no perecen de manera simplemente infortunada o circunstancial. No caen “en el cumplimiento del deber” porque tuvieron el infortunio de sorprender, perseguir o enfrentarse a los autores de un delito…Si -como se señaló en el caso de Huitrón Reynoso- se trata de policías investigadores que participaron en el esclarecimiento de múltiples homicidios, robos, secuestros y demás ilícitos durante el ejercicio de su carrera policíaca, o en la identificación y ulterior proceso y condena de algún delincuente renombrado -el “capo” de un “cartel” de la “delincuencia organizada”, para utilizar la terminología que se maneja en esas esferas-la venganza tendría que constituir una de las principales líneas de investigación.-III-Pero, independientemente de esa, otra hipótesis plausible sería que tales crímenes llevan implícito un mensaje de los grupos delincuenciales: la limpieza -permítase la expresión- con que actúan y las medidas que toman para actuar y huir sin dejar pistas, para burlar a sus eventuales perseguidores y salir casi siempre indemnes en sus acciones e impunes en sus propósitos, revelan la intención de dirigir una advertencia atroz a la sociedad y a las autoridades: “Somos más poderosos que ustedes…”.
