En efecto: en temas tan sensibles como la seguridad, la movilidad, el abasto de agua, la disposición de la basura y el cuidado del medio ambiente, entre muchos otros, es aberrante que un monstruo urbano de las dimensiones de la Zona Metropolitana de Guadalajara se maneje a partir de criterios políticos pueblerinos disímbolos y a menudo confrontados entre sí. Pretender que, en esos rubros, se aplique la “autonomía municipal”, planteada, en teoría, como un concepto de avanzada, y llevada a la práctica como la aplicación a ultranza del principio de que “cada quién tiene su estilo de matar pulgas”, lleva, indefectiblemente, a tres cosas: desgobierno, anarquía y desgarriate.-II-La decisión de entender la preocupación por la inseguridad pública de la generalidad de los habitantes de la media docena de municipios entre los que ya se perdieron las fronteras físicas (Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Tlajomulco), más tres o cuatro que ya están a tiro de piedra (Juanacatlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Zapotlanejo), justifica la decisión de fusionar las corporaciones municipales de todos ellos en una sola Policía Metropolitana. Si el modelo tradicional ya resultaba inoperante, era imperativo modificarlo.El nuevo modelo que deberá ponerse en práctica comprende varias premisas iniciales: una, realizar un patrullaje más visible, en parte para disuadir a delincuentes o simples malvivientes de perpetrar sus fechorías, y en parte para dar a los vecinos la sensación de que ahora sí hay, en efecto, quien vela por su seguridad; una policía invisible es poco confiable. Otra, promover la denuncia ciudadana, estableciendo módulos y agilizando los trámites, al efecto de confeccionar, de entrada, un diagnóstico sobre las conductas delictivas más comunes y las zonas y horarios en que es menester intensificar la vigilancia, y modificar la convicción generalizada de que denunciar es engorroso, inútil… y ocasionalmente contraproducente. Una más, la depuración sistemática de las policías, para erradicar gradualmente la percepción de que los policías están confabulados con pandilleros y delincuentes -traficantes de drogas al menudeo, particularmente-, y les brindan protección.-III-Ni siquiera la colaboración de la recientemente creada Guardia Nacional con la flamante Policía Metropolitana constituye ninguna garantía de que haya resultados en el corto plazo. En todo caso, conceder el beneficio de la duda a la iniciativa de modificar un esquema que ya probó su inoperancia, equivale a encender veladoras o cruzar los dedos para que dicha iniciativa no nos haga “salir de Guatemala… para entrar en Guatepeor”.
