Todo es cuestión de grados; de acertar en el justo medio; de aplicar, para todos sus efectos, la sabia máxima de las abuelas de antes: “Ni tanto que queme al santo..., ni tanto que no lo alumbre”.-II-Las normas de conducta -disposiciones unas, meras recomendaciones otras- sugeridas por las autoridades sanitarias e implementadas por las civiles ante la pandemia del coronavirus, han sido, en lo general, sensatas por parte de los gobernantes, y prudentes por parte de los gobernados. Ante lo razonable, lo conducente es la disciplina…Sin embargo, es probable que de una y otra parte haya habido abusos; actitudes autoritarias de unos, y rayanas en el libertinaje de otros. Y así como fue notorio que incurrieron en conductas temerarias y probablemente se extralimitaron en el ejercicio de su libertad los miles de ciudadanos que acataron la recomendación de cancelar las ceremonias religiosas para evitar multitudes y reducir el riesgo de contagios, pero, en cambio, se desbordaron sobre los comercios del Mercado del Mar, en Zapopan, los “Días Santos”, probablemente también haya habido excesos por parte de las autoridades…Dichos excesos motivaron las correspondientes quejas, recogidas por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos: unas contra la estrategia del aislamiento social; otras contra la aplicación concreta de las disposiciones gubernamentales. De la nota de EL INFORMADOR se infiere que las primeras corresponden a una interpretación de los quejosos, en el sentido de que las disposiciones gubernamentales pudieran constituir violaciones de las garantías individuales consagradas en los primeros artículos de la Constitución; las segundas, a la manera en que las policías municipales han tratado de hacer cumplir la teórica obligatoriedad del uso del cubre-bocas en la vía pública, al llegar al extremo de arrestar a algunos ciudadanos reacios a la disposición y eventualmente rebeldes ante los encargados de ejecutarla.-III-Ahora bien: quizá lo más llamativo de la nota no sean las quejas en sí, sino los casos documentados: dos contra la estrategia del aislamiento social, y dos contra la aplicación de la misma…De hecho, que después de la “tarjeta amarilla” del gobernador Enrique Alfaro para apretar las clavijas, la movilidad disminuyera sensiblemente en la Zona Metropolitana de Guadalajara -es decir, que aumentara la cifra de los obedientes-, demuestra, salvo prueba en contrario, que llegó a su destino la advertencia de de que “no vamos a permitir que por unos díscolos (con otras palabras…) pierdan todos”..., aunque algunos se ofendieran por el tono.
