En los últimos meses, un concepto inusual comenzó a circular en redes sociales y foros digitales: “Shrekking”, una palabra que combina humor, crítica y un trasfondo cultural importante. Aunque en apariencia pueda sonar ligero, este término ha generado debates sobre la forma en que juzgamos a las personas por su físico y lo mucho que las apariencias influyen en las relaciones sociales y afectivas.El término proviene del icónico personaje Shrek, el ogro verde de las películas animadas de DreamWorks, conocido por su aspecto poco convencional pero con un corazón noble y auténtico. En este contexto, “Shrekking” hace referencia a la tendencia de descartar o subestimar a alguien basándose únicamente en su físico, sin dar oportunidad a conocer sus verdaderas cualidades, personalidad o valores.El fenómeno ha generado controversia porque, aunque nace de un meme, refleja una problemática real: la superficialidad con la que muchas veces se eligen parejas o se entablan amistades. Para algunos, usar el término ayuda a visibilizar la discriminación estética que persiste en la sociedad; para otros, es solo una manera más de ridiculizar a quienes no encajan en los estándares de belleza.Desde su estreno en 2001, Shrek se convirtió en un símbolo de lo “antinormativo” dentro del cine animado. Su historia demuestra que la verdadera esencia de una persona no depende de su apariencia, sino de su carácter y acciones. De ahí que el “Shrekking” haya encontrado tanta fuerza en internet, pues pone en evidencia cómo seguimos enfrentando prejuicios basados en la imagen exterior, más de dos décadas después.Más allá del humor viral, el “Shrekking” invita a pensar en la importancia de mirar más allá de lo superficial y valorar la autenticidad, la empatía y la honestidad en nuestras relaciones. En un mundo donde la estética suele tener un peso desproporcionado (sobre todo en redes sociales), este término recuerda que juzgar a alguien por cómo luce puede significar perder la oportunidad de conocer a una persona valiosa.BB