No era el Estadio Luzhniki, tampoco el Estadio Azteca, pero la afición mexicana festejó como si estuvieran en la mismísima sede mundialista. Desde muy temprano, familias enteras, parejas y amigos, se dieron cita en el Heidi´s Restaurante Alemán y Biergarten para poder disfrutar de un buen desayuno, pero sobre todo del encuentro de la Selección Mexicana, que debutaba ante el campeón del mundo, Alemania.El juego comenzó a las 10:00 en punto y el flujo de gente cesó, todo mundo estaba atento a lo que podía presentar el Tricolor. Los embates alemanes hacían que la parcialidad germana en tierras tapatías se levantara de sus asientos, ahogando el grito de gol, mismo que jamás llegaría; mientras tanto, los aztecas hacían lo propio, lo mejor estaba por llegar.Había nervio, mucha tensión, por lo mismo, la gente seguía pidiendo la tradicional cerveza alemana, hasta que, al minuto 34 del primer tiempo, Hirving Lozano se coló a velocidad en el área rival, recortó y definió a la base del palo para vencer a Neuer, entonces todo se colapsó: los gritos de gol elevaron los decibeles a tope, las porras de "¡México, México!", los cánticos del "Cielito Lindo" y los anhelos del "¡Sí se puede!" no se hicieron esperar.El juego terminó, las familias festejaron de la mejor manera el Día del Padre: con un triunfo del Tricolor, desayunando en familia y conviviendo en un sitio alemán en territorio tapatío, como lo es Heidi´s Restaurante Alemán y Biergarten."De aquí a la Minerva, nos vamos a festejar a la Minerva", dijo Julio, mexicano que acudió con sus amigos, entre ellos algunos alemanes, a ver el encuentro al Heidi´s. "Nunca pensé que ganarían, pero la verdad nos dio mucho gusto, además nadie confiábamos en Osorio y hoy la Selección dio su mejor portero en mucho tiempo. Vámonos a la Minerva", siguió.SC
