Muy pocas veces visto. Chivas lució más visitante que nunca en el Estadio Jalisco, el que por años presumieron como su casa, luego de que en el Clásico Tapatío contaron con apoyo mínimo de su afición, la cual se dio cita en un número paupérrimo a comparación de la parcialidad rojinegra, que fue inmensa mayoría, a pesar de la pobre entrada.Aunque pocos, muy ruidosos. No había porras en donde habitualmente son colocados en el graderío del inmueble, pero los que acudieron, así como aficionados comunes, no dejaron de alentar a sus jugadores, que gracias al empuje, cánticos y gritos, consiguieron el empate de último momento ante una afición rojiblanca que no le quedó de otra más que retirarse en silencio, aguantando un nuevo golpe al corazón.La molestia corrió a cargo de los cientos, quizá miles de aficionados que o entraron tarde o simplemente se quedaron con las ganas de ingresar al estadio, luego de que hubo fallas en el sistema para leer los códigos del Fan ID, no obstante a eso, el Clásico no defraudó en cuanto a decibeles en la tribuna, pero sí lo hizo en cuanto a futbol en el terreno de juego.El que la pasó mal fue Antonio “Pollo” Briseño, ya que en cada ocasión que tocaba el balón o se acercaba a una jugada de manera directa, era abucheado e insultado por la afición rojinegra, recordando todas y cada una de sus declaraciones en contra de los rojinegros, así como su aparente afición rojiblanca y nuevo amor por los colores que defiende, aun y cuando es producto de la cantera de los Zorros.JL