La Argentina de Lionel Messi emprendió ayer el viaje rumbo a Ecuador, donde jugará uno de los partidos más dramáticos que le haya tocado en los últimos tiempos.Sin noticias aún sobre qué equipo dispondrá en la cancha el técnico Jorge Sampaoli, los argentinos partieron con destino a Guayaquil, la escala antes de arribar mañana a la temida altura de Quito, sede del encuentro.Mientras tanto, sigue el silencio (con la prensa) de los jugadores, en protesta desde hace casi un año aún por haber acusado al delantero Ezequiel Lavezzi de fumar marihuana en la concentración. A Sampaoli tampoco le gusta hablar afuera de las conferencias de prensa.Lo único que pudo vislumbrarse del último entrenamiento fue probar a los volantes Enzo Pérez y Eduardo Salvio, en reemplazo de Ever Banega y Alejandro Gómez. Nada extraordinario, en un equipo que hace rato, y mucho antes de que llegara Sampaoli, carece de una identidad de juego y un estilo que al menos recuerde al que tuvo Argentina en épocas mejores para su Selección.La prensa local especula que Mauro Icardi podría regresar al centro del ataque en lugar de Darío Benedetto, quien falló varias oportundiades en el empate con Perú sin goles el jueves pasado. La escuadra albiceleste quedó obligada a ganar para asegurarse la Repesca en partido y revancha con Nueva Zelanda.Aún puede aspirar a un pase directo al Mundial, pero depende de lo que suceda en otros partidos. Colombia, Chile, Paraguay, Uruguay y Perú son los adversarios por las tres plazas vacantes y una Repesca. Brasil es el único que se aseguró ya el boleto a Rusia 2018.
