La tierra que pisamos no es más que la acumulación de siglos y siglos de historia. Capas del ayer acumuladas en el transcurso de innumerables amaneceres, de eras y de periodos, de episodios que por su extensión superan lo que entendemos por el concepto y la idea del tiempo mismo. En realidad llevamos muy poco en este planeta; según estimaciones científicas, la Tierra tiene una edad aproximada de 4.600 millones de años; mientras que los humanos "modernos" habrían aparecido hace tan solo 200 mil años. En la lógica grande de la vida, no tenemos nada aquí. Andamos sobre el pasado; los sitios en los que vivimos están edificados sobre lo que fue.Grandes descubrimientos fósiles, restos del pasado y del ayer, fragmentos de los siglos, se han dado en México con mucha mayor frecuencia de la que podríamos pensar. La Universidad Autónoma de México (UNAM) explica que en nuestro país se han encontrado remanentes de la era Mesozoica -cuando los dinosaurios habitaron la Tierra- y del Pleistoceno -cuando los humanos compartieron el planeta con megafauna ya extinta-.Fósiles de dinosaurios, de mamuts y moluscos, de vegetación y de insectos imposibles que en algún punto de la historia habitaron bajo los mismos cielos ajenos que miramos hoy. Jalisco no ha sido la excepción: nuestra tierra oculta entre sus entrañas una riqueza fósil digna de mencionarse, siglos ocultos bajo nuestros pies, huesamentas más antiguas que cualquier cosa que haya hecho alguna vez el hombre, y que han aportado grandes descubrimientos en los registros de la paleontología a nivel nacional.La Universidad de Guadalajara (UdeG), indica que en nuestro estado, las zonas Sur, Sierra de Quila, Chapala e incluso el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG)son ricas en yacimientos fósiles, según el estudio "Riqueza del registro fósil de Jalisco", publicado en el 2023. En el mismo, se explica que, hasta el momento, se han encontrado fósiles en 19 sitios distintos de la entidad, hallazgos que corresponden a tres períodos distintos de la historia; el Cretácico, el Neógeno, y el Cuaternario.Los restos más antiguos corresponden al Cretácico, de 121 a 94 millones de años, hallados en Tuxpan, Tamazula de Gordiano, Pihuamo, y Tapalpa. La zona de Chapala, por su parte, ha sido rica en descubrimientos fósiles del periodo Cuaternario, principalmente en Ajijic, Jocotepec y Santa Cruz de la Soledad. Mientras que los descubrimientos del periodo Neógeno se han dado en Teocaltiche, Amatitán y Colotlán. No obstante, han sido dos descubrimientos en particular los que más importantes han resultado para la historia de la paleontología Jalisco; el gigante de Santa Catarina, y el Gonfoterio del Lago. Dos enormes animales del pasado, ya extintos, que por siglos estuvieron bajo la tierra de nuestro estado. El gigante de Santa Catarina corresponde al esqueleto de un mamut, descubierto el 11 de febrero de 1962 por el escultor José Luis Larios, en la localidad de Santa Catarina en Zacoalco de Torres.José Luis Larios, que también era un arqueólogo aficionado, había escuchado de la existencia de huesos en esta zona lacustre de Jalisco. Huesos referidos, según la gente local en aquel entonces, como "de gigantes". Según estimaciones, el mamut habitó en la región alrededor del año 10 mil antes de nuestra era, y vivió en la época del Pleistoceno. El gigante de Santa Catarina está expuesto en el Museo Regional de Guadalajara como una de sus atracciones más grandes e importantes no solo del museo, sino de Jalisco. El recinto cultural también tiene entre sus salas huesos de lobos, tigres dientes de sable y osos de cara corta.En abril del 2000, no tanto después de que iniciara un nuevo milenio en la historia del hombre, Jalisco se maravilló con el hallazgo de otra criatura antigua que estuvo enterrada por siglos en el fango del Lago de Chapala. El mariachero Juan Santos se encontraba en un día de campo con su familia en Santa Cruz de la Soledad, cuando vio un colmillo gigantesco que sobresalía en el panorama cotidiano del lago, como el fragmento visible al sol de un leviatán. Juan Santos no se despegó del hueso misterioso ni durante la noche. No fue sino hasta que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) acudió a la escena, que se descubrió que aquello pertenecía a un gonfoterio de más de 27 mil años de antigüedad, un antepasado de los elefantes, y un pariente distante del mamut.El gonfoterio era un animal relativamente pequeño de no más de tres metros de alto, de colmillos cortos y curvados, y con la trompa apenas con el largo suficiente para ser considerados proboscidios. El gonfoterio del lago se encuentra para ser visto en el Museo de Paleontología de Guadalajara, localizado en avenida Dr. Roberto Michel 520.Jalisco tiene todavía restos del transcurso de los siglos aguardados a ser descubiertos muy profundo bajo las entrañas de la tierra. Hace no tanto -en septiembre del 2019- se encontraron en San José de la Tinaja, en el municipio de Zapotiltic, al sur de nuestro estado, restos de un mamut, un caballo y un ancestro de armadillo, con más de 13 mil años de antigüedad.Este 2025, biólogos del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), encontraron en la Sierra de Tesistán, en Zapopan, restos fósiles de insectos y arácnidos entre sedimentos y capas de tierra, originarios del Plioceno. Es decir, con una antigüedad de entre 3 y 5 millones de años.“Aquí la mayor parte de los fósiles son relativamente recientes; estamos hablando de lo que conocemos como el Cuaternario. Casi por todo el Estado hay fósiles, pero normalmente los que se reconocen son grandes como mamuts, perezosos gigantes, camellos, caballos”, aseguró el paleontólogo Margarito Mora Nuñez, del CUCBA.*Con información de UNAM, INAH, Museo Regional de Jalisco, y UdeG.*Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp aquí: https://whatsapp.com/channel/0029VaAf9Pu9hXF1EJ561i03 MV