Inseguridad entristece a padre en su día

ACAPULCO, GUERRERO (19/JUN/2011).- Mario Casiano es un padre que ha sido víctima de la violencia y que desde hace dos meses y medio busca a su hijo Luis Mario Casiano Vargas, quien fue privado de su libertad el 25 de marzo de este año, cuando salía de la Preparatoria 17 junto con tres amigos para ir hacer una tarea; hasta el momento no hay rastros que lleven a su paradero.

Mario, de 49 años de edad, denuncia que las autoridades no han hecho nada para investigar la desaparición de su hijo, y dice sentirse decepcionado de estar bajo un sistema de gobierno “que no responde a las necesidades del ciudadano”.

En la mano trae una hoja tamaño oficio donde muestra la foto de su hijo con sus datos y teléfono, documento que en las últimas 10 semanas ha colocado en bardas y reparte a la gente en busca de ayuda.

Luis Mario Casiano Vargas, de 18 años de edad, es el hijo menor de tres que tiene con su ex esposa. A pesar de haberse divorciado, asegura, siempre convivía con él, pues se veían todos los días en la Preparatoria 17, donde Mario trabaja desde hace 29 años como auxiliar de intendente.

Recuerda que la última vez que vio a su hijo, la mañana del 25 de marzo, éste le pidió ayuda para abrir el gimnasio de la escuela y poder jugar con sus amigos fútbol, pero tuvo que rechazar la petición porque había clases en el lugar.

Entonces, Luis Mario, junto con tres amigos, abordaron un taxi azul con blanco y se fueron hacia el centro cultural Fuerte de San Diego, donde harían una tarea, pero, de acuerdo a lo que indagó con testigos y amigos de su hijo, en la avenida Solidaridad un grupo de hombres armados a bordo de un vehículo blanco los sacó del taxi y se los llevó.

Continúa la violencia

Han pasado dos meses y medio y Mario no ha tenido contacto con quienes privaron la libertad de su hijo, ni ha tenido información por parte de la Procuraduría de Justicia sobre las investigaciones, pese a que funcionarios del actual Gobierno guerrerense se comprometieron a ayudarle.

Dice que de nada han servido los operativos de las Bases de Operaciones Mixtas Urbanas porque la violencia, a la que calificó de “aberrante y que da miedo”, continúa.

“Qué confianza hay de la familia de gente común y corriente si los ciudadanos nos tenemos que cuidar al salir a las calles, porque nos tenemos que cuidar no sabemos si de la policía o de la de delincuencia organizada”.

Este papá, quien por las tardes maneja un taxi después de terminar su trabajo en la Preparatoria 17, comenta que todos los días la ciudadanía es víctima de la violencia, desapariciones forzadas y asesinatos.

La rutina de Mario ahora es la misma: cada día se levanta a comprar los periódicos para buscar si entre las personas asesinadas que se mencionan en las notas policiacas hay indicios del paradero de su hijo.
Dice, con miedo, que también visita las instalaciones del Servicio Médico Forense cuando llegan de cinco a 10 muertos que encuentran en las fosas clandestinas o cuando matan a un joven o lo encuentran semienterrado.

La esperanza de que regresa

En el marco del Día del Padre, Mario con la voz cortada expresa que le duele mucho que su hijo menor no esté a su lado, y para él, Luis Mario está vivo y tiene la esperanza de que algún día regrese. “A casi dos meses y medio, lo único que puedo pensar es que mi hijo está vivo y que algún día lo voy a ver, tengo la esperanza y la fe”, dice Mario mientras se le empieza a cortar la voz.

Recuerda a su hijo como un joven cariñoso que “sí se veían tres veces en la escuela, donde casi estaba al pendiente de lo que hacía”.

De lunes a viernes almorzaban juntos. Él, como padre, asegura que era “un cuchillito de palo” al aconsejarle constantemente que siempre anduviera por el buen camino y que se juntara con chicos buenos, que se preparará para una licenciatura.

Mario Casiano señala que cuando se vive en carne propia la desaparición de un hijo, la desesperación de la impunidad se recrudece. “Quizás se topen (las autoridades investigadoras) en la calle con gente y sean los que se llevaron a su hijo (...). Hay tantas cosas que te pasan por la cabeza que da tristeza, y la injusticia al no tener respuesta de las autoridades.

“Yo veía sus actividades y ni pensar de que no me di cuenta de que si mi hijo estaba metido en el crimen organizado, si siempre veía lo que hacía, siempre veía a la hora que salía y llegaba a casa de su madre, a pesar de que no vivíamos juntos”.

Mario ha participado en el Taller de Desarrollo Comunitario, donde se documentan los casos de jóvenes desaparecidos y asesinados.

Escasean los papás “solteros” en México
Censo Inegi 2010

Dos de cada 100 hogares mexicanos en los que habita el padre se conforman sólo por el papá con sus hijos, muestran datos del Censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En México, cuatro de cada 10 papás tienen de 30 a 44 años de edad, y tres de cada 10 entre 45 y 59 años; los adultos mayores (60 años y más) y los jóvenes (menores de 30) representan juntos poco más de la cuarta parte del total.

En cuanto a la situación conyugal, en los hogares conformados por padre, madre e hijos, en tres de cada cuatro la pareja está casada; el resto vive en unión libre. Destaca que cuando el padre es menor de 30 años la distribución es casi equitativa entre los casados y los que viven en unión libre (54%); en edades posteriores predominan las parejas casadas de manera creciente mientras mayor es el padre.

Más de la tercera parte de los padres que habitan los hogares mexicanos tiene educación básica incompleta; 22.4% educación básica completa y 31% educación media superior o superior.

Por actividad, la gran mayoría (84.1%) de los padres que habitan en estos hogares están ocupados; 3.1% son desocupados; 2.5% se dedica a los quehaceres domésticos; 0.1% estudia; 4.1% son pensionados o jubilados y 1.2% están incapacitados permanentemente para trabajar.