Sábado, 18 de Mayo 2024
México | POR MARÍA PALOMAR

De lecturas varias

La Feria Internacional del Libro de 2010 tendrá como invitada especial a la Comunidad de Castilla y León

Por: EL INFORMADOR

María Palomar.  /

María Palomar. /

La Feria Internacional del Libro de 2010 tendrá como invitada especial a la Comunidad de Castilla y León. El rollo de internet de la FIL explica que será “un encuentro con el pasado, el presente y el futuro, simbolizado en la lengua que nos une y que tiene su cuna en Castilla y León”.

Bueno, pues resulta que el mejor libro que se ha escrito sobre el tema se llama Los 1001 años de la lengua española y lo escribió un señor que probablemente sea el filólogo más importante no sólo de México, sino del ámbito hispánico. Se llama Antonio Alatorre y nació en Autlán de la Grana. Es también el mayor sorjuanista (pésele a quien le pesare, empezando por Paz y siguiendo con la legión de presuntos y presuntas) y uno de los más profundos conocedores de la literatura; tiene una bibliografía enorme y de primerísima calidad, ha traducido clásicos como el Erasmo y España de Bataillon y editado incontables textos.

Este año también el premio que da la FIL (“el huerfanito” desde que se pueden patentar los nombres de los papás de uno) se quedó en México, lo cual pasa con relativa poca frecuencia (hasta ahora han sido siete de los 20 premiados) y sucederá cada vez menos (porque ahora se incluyen todas las lenguas romances, seguro que para mayor gloria de nuestro acendrado cosmopolitismo y en razón de nuestro tradicional cariño por el rumano y el bable).

Los organizadores de la FIL perdieron miserablemente la oportunidad de dar el premio a Antonio Alatorre, que tiene 88 años. Habría sido una decisión atinada, justa y además conveniente por el prestigio indiscutible de Alatorre, por sus incontables méritos y también por su origen.

Antonio Alatorre, cercanísimo a los lares y penates de la FIL (Rulfo, Arreola, José Luis Martínez...) y también a Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas, ha sido académico sin querer serlo y es sabio sin pretensiones y con sentido del humor. En sus estudios se nota que le divierte hacer su oficio, pues escribe con gusto y enjundia una prosa que para sí quisieran los más celebrados. Eligió dedicarse al estudio de la lengua y la literatura, pero cuando habla sobre ellas, o cuando le da por contar algo como el curioso caso del Brujo de Autlán, es un narrador maravilloso que platica como sólo saben hacerlo los del Sur de Jalisco.

En la FIL se anuncia también una reunión de las 22 academias de la lengua española, así como homenajes a Saramago y a Lezama Lima, sesiones sobre poesía croata y novela colombiana, por no hablar del seminario internacional del tequila... pero, hasta donde se puede ver, ni sombra de la presencia del máximo filólogo, salvo en una modesta “presentación de libros” el 28 de noviembre, en que David Huerta y otros hablarán sobre un libro en honor de Alatorre publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

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