Ahora sí

El Senado de la República, a pesar del mar revuelto que vive el país, ha logrado elevar a rango constitucional la protección, defensa y promoción de los derechos humanos. Una acción de enorme importancia por el significado que este rubro tiene para la población mexicana, mucho más ahora cuando los atropellos generados por un mal manejo del combate al narcotráfico, han lastimado la integridad de la población. Porque esta reforma faculta y da fuerza a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para investigar y presentar denuncias, penales y civiles, por violaciones graves de las garantías individuales contra funcionarios públicos, incluyendo gobernadores, alcaldes y legisladores. Acción que protege la vida de los mexicanos y la fortaleza de la democracia de este país.

Otro de los logros del Senado, es que a partir de ahora el presidente de la CNDH será elegido a través de una consulta pública, lo que es un gran cambio al actual formato, más cercano al deseo de las autoridades en turno.  Y a los estados, se da a las comisiones estatales de Derechos Humanos absoluta autonomía, decisión encomiable por ser México una Federación, pero deja enorme responsabilidad a cada Entidad federativa para alejarse del canto de sirenas que es la lisonja a las autoridades regionales y/o locales, en turno; una tarea, la de liberarse de esas dañinas ataduras y servir al ciudadano, impostergable  para demostrar  que los estados saben gobernarse con madurez.

Otro punto particularmente relevante, por los momentos por los que atraviesa México, es el que se refiere a las modificaciones constitucionales que otorgan al Congreso de la Unión la facultad para que avale o rechace la petición del Presidente para decretar estado de excepción, en alguna región del país; reforma que brinda seguridad en esta materia a todos los mexicanos, mucho más por cuanto será la Suprema Corte de Justicia de la Nación la encargada de revisar el proceso.

Y, sobre todo, durante cualquier Estado de Emergencia decretado, quedan protegidas,  por ley y en su totalidad, 20 garantías individuales: el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica, el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a la protección a la familia, el derecho al nombre, el derecho a la no discriminación. Es decir, estos derechos y garantías nunca podrán suspenderse, ni en estado de excepción.  

Otra modificación es la del capitulo primero de la Constitución Política que, a partir de ahora, se denominará: Los Derechos Humanos y sus garantías, uniendo, por fin, los derechos humanos con las garantías individuales, una separación que dejaba indefensa a la población y que ha sido subsanada, en un trabajo ejemplar de la Cámara de Senadores que brinda a los mexicanos la esperada protección a su integridad y a su democracia.