GUADALAJARA, JALISCO (07/AGO/2016).- “Le aseguro que he visto no menos de 100 choques”, contó resignado don Lucio Casillas, quien tiene su casa justo en la esquina del cruce de José R. Osorio y María Uribe, uno más de los cruces conflictivos en la colonia Insurgentes que, como la mayoría en la colonia, no cuenta con señalética ni balizamiento.Esta situación orilló a los vecinos a colocar una señal, a su modo, de “Alto”, similar a la documentada por este medio a finales de 2015 en la misma colonia. En aquella ocasión la Secretaría de Movilidad y ayuntamientos de la Zona Metropolitana aseguraron que tenían programas (algunos millonarios) para balizar calles, pero tales autoridades, a la fecha, no llegan a dicha colonia.El cruce donde vive don Lucio tiene protecciones en las cuatro esquinas para tratar de evitar que los autos que chocan se metan a sus casas: gruesas vigas de metal enterradas en la banqueta; otras con columnas de concreto; y en el caso de don Lucio, además de las vigas, colocó una barda extra de piedra de unos 30 centímetros de ancho pegada a su propiedad. “Acaban de poner ese poste ahí porque se metió una camioneta a esa casa”, señaló hacia la finca de enfrente que lucía una protección nueva después de que un vehículo se les incrustó en la cochera el mes pasado.El problema en la colonia Insurgentes es que hay calles, con sentido de Norte a Sur, que tienen prelación porque conectan Gigantes con Río Nilo o con Manuel R. Alatorre, avenidas importantes en la zona.Estas calles son Francisco Huízar, Mercedes Celis, María Benítez y Cándido Carlín. María Uribe no es una de ellas, pero pese a ello muchos conductores no hacen alto y cruzan sin precaución. Y es que salvo el letrero de “Alto” que colgó don Jorge —otro vecino— en los alambres de teléfono no hay advertencia de que los conductores deben detenerse.“Pasan quemando llanta”En el caso de María Benítez y José María Verea, en diciembre pasado este medio publicó que los vecinos de la colonia Insurgentes habían tenido que colocar letreros de alto para detener de una buena vez los choques (hubo dos autos volcados en menos de una semana y en uno de esos hechos falleció un joven). Actualmente los letreros en ese cruce ya se cayeron y las autoridades aún no pasan a balizar las calles.Desde adentro de su casa en el 519 de María Uribe, don Lucio lamenta que no puede salir por el riesgo que representan los choques, de que algún día algún auto tome rumbo para donde se encuentre él y lo embista. “Aquí no puedo sentarme en mi silla, y de las cinco a las ocho pasan quemando llanta, parece autopista”. Y lo que opinó sobre las autoridades... pues simplemente no tiene más fe.
