Viernes, 19 de Abril 2024
Jalisco | Situaciones cotidianas que también llegan a convertirse en verdaderos calvarios

Tapatíos padecen diversos 'viacrucis' en su día a día por Guadalajara

Situaciones cotidianas que también llegan a convertirse en verdaderos calvarios

Por: EL INFORMADOR

En la ciudad hay 350 puntos de inundación durante el temporal. EL INFORMADOR / ARCHIVO

En la ciudad hay 350 puntos de inundación durante el temporal. EL INFORMADOR / ARCHIVO

GUADALAJARA, JALISCO (14/ABR/2017).- El viacrucis, una de las manifestaciones católicas más importantes de Semana Santa, emula el camino de Jesucristo al Calvario y se divide en 15 estaciones que muestran su pasión y muerte. Pero los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) enfrentan durante el año algunas situaciones difíciles que también llegan a convertirse en verdaderos “viacrucis”.

Viajar en transporte público o Tren Ligero en hora pico

A nadie le gusta ir como sardina, aplastado o a la orilla del último escalón del autobús, pero así viajan los usuarios del Tren Ligero o del transporte público en la gran mayoría de las rutas de la ciudad, sobre todo durante las horas pico.

María Teresa Ruiz, quien a diario aborda la Línea 2 del Tren, desde la estación La Aurora a Plaza Universidad, señala que camino a su trabajo tiene que esperar a que pase otro vagón porque va demasiado lleno y no puede entrar al primero que pasa. “Lo tomo entre 7:30 y 8:00 de la mañana y es cuando va superlleno. En la tarde también van llenísimos, aunque como ya voy de regreso a mi casa puedo esperar más tiempo”.

Elías López, otro usuario, cuenta que a veces él espera hasta dos vagones en su camino hasta la estación Mexicaltzingo en la Línea 1.

En los camiones del transporte público, la mayoría de los usuarios padecen el viajar en unidades atestadas de gente. Julián Daniel Gómez señala que el 610 es su calvario. “Lo tomo como a eso de las 9:30 o 10 de la noche. Vas súper apretado, y pues ya qué: es el único que me lleva a mi casa”.

Desplazarse en silla de ruedas

Las personas que se mueven en sillas de ruedas padecen constantemente por la falta de infraestructura urbana incluyente. Aunque en los últimos años se han construido vialidades con accesibilidad universal, aún faltan muchas calles con rampas. Miguel explica que aunque las banquetas sean totalmente incluyentes, el transporte público para ellos es escaso, así como la accesibilidad en espacios públicos, edificios y foros de entretenimiento. “Y la educación es clave. Por ejemplo, coches que se estacionan sobre las banquetas y para pasar tenemos que bajarnos y arriesgarnos a que nos atropellen, o incluso hay gente que deja objetos en la calle y esas son trampas para nosotros”.

Vivir en la periferia

Habitar en algunos fraccionamientos de Tlajomulco, Tlaquepaque y Zapopan llega a ser un verdadero infortunio, pues además de que el tiempo de traslado es largo, muchas colonias cuentan con vías limitadas de accesibilidad o nulas. Vecinos de lugares como Valle de los Molinos, en Zapopan, tardan hasta hora y media para llegar al Centro en carro, porque en transporte público el calvario aumenta.

Irma Martínez, quien vive en un fraccionamiento localizado en Prolongación López Mateos, tarda hasta hora y media para llegar a su trabajo en el Centro tapatío. “En las mañanas es lo más pesado porque mi ruta principal es Prolongación López Mateos y generalmente está muy saturada, si a eso le sumas que puede haber un choque, un carro descompuesto, eso hace que tu recorrido incremente hasta dos horas”.

La vida cerca de un centro de espectáculos

Aunque algunos ya se acostumbraron, e incluso logran obtener ventaja de su situación (como quienes rentan cocheras y cuidan autos durante las Fiestas de Octubre), hay personas que realmente padecen el habitar en casas cercanas a centros de espectáculos.

Ir al IMSS

Hay quienes dicen que lo más feo de enfermarse, además del padecimiento en sí, es tener que ir al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para ser revisados por los doctores. Las largas filas para que los pacientes sean atendidos son muy desgastantes.

Las obras de la Línea 3

Los trabajos por la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque afectan el tránsito vehicular a lo largo de casi 21 kilómetros. Algunos de los puntos que suelen tener más complicaciones son la avenida Revolución, el Centro de Guadalajara y Zapopan y la carretera a Tesistán. Además, las vialidades alternas sufren daños por el paso de unidades del transporte público. Los transeúntes tienen que caminar distancias más largas para abordar sus autobuses.

Ser aficionado del Atlas

Es frustrante ser aficionado de un equipo que lleva mucho tiempo sin ganar un campeonato, pero en el caso de las personas que le van al Atlas (que levantó su primer y único trofeo en la temporada 1950-1951), la situación llega a ser desalentadora. No obstante, los seguidores del equipo de futbol tapatío se mantienen fieles. “La Fiel no vive de copas, sino de la pasión que provocas”, es el lema con el que se identifican los aficionados.

Carlos González, tapatío de 28 años, comenzó a seguir al Atlas desde 1998. “Cuando estaban formando a los niños héroes, un futbol vertical, vistoso, donde todo podía pasar al final, cuando nace la frase ‘a lo Atlas’”.

El atlista acepta que, sin duda, seguir al equipo es sufrir. “Cada directiva, hasta los dueños, cada torneo nos prometen cosas”. Aunque eso no significa que no existan cosas positivas. “Ver cómo un equipo que en realidad tiene años sin ganar nada, tiene una afición fiel y comprometida de todas las edades. Aquí no es tan común que existan aficionados de moda”.

Los “viene-viene”

Ir a la mayoría de los lugares de la ciudad en automóvil, particularmente de noche, es más costoso que antes. Y no sólo por el “gasolinazo”, sino por los “viene-viene” ubicados afuera de restaurantes y centros de entretenimiento en general. Hay algunos que incluso han establecido “cuotas” para que el visitante obtenga la garantía de que su auto estará en el mismo lugar, y sin rayón alguno.

Gabriela Reyes, una joven de Zapopan, afirma que por eso prefiere salir cerca. “Antes iba mucho a Chapultepec, pero en puros ‘viene viene’ gastaba más de cien pesos porque a veces iba a cenar y luego a otro lugar a bailar, y pues me sale caro estarles pagando”.

Hacer fila en la recaudadora

Pagar el predial, el refrendo o algún otro impuesto en la recaudadora puede llegar a ser un verdadero fastidio por las largas filas y los numerosos documentos que se piden para cada uno. Los espacios de recaudación lucen particularmente abarrotados  durante los primeros tres meses del año.

Abordar puntual un vuelo en el aeropuerto

Si un tapatío va a viajar en avión, lo mejor es que se tome mucho tiempo para llegar al aeropuerto. En primer lugar la terminal aérea está a 20 kilómetros del Centro y son pocas las rutas de transporte público que llegan hasta allá, por lo que la mayoría arriba en automóvil. Además, la carretera a Chapala suele estar muy congestionada y si a eso se suma alguna manifestación en el lugar, estar puntual llega a ser un verdadero calvario.

Andar en bicicleta

Poco a poco los ciclistas de Guadalajara han ganado batallas para obtener espacios especiales, aunque el triunfo definitivo en la guerra por circular seguros aún es distante. Quienes optan por moverse en bicicleta enfrentan a los que se oponen a las ciclovías. Y una vez que estos espacios son construidos, el siguiente reto es que sean respetados. Un ejemplo está en las ciclovías de José María Vigil y La Paz, donde los ciclistas tienen que sortear automóviles que aún se estacionan sobre ellas.

En otras vialidades padecen por el claxon de autobuses o autos, cuyos conductores creen que las bicicletas estorban. Y los peatones también invaden esos espacios. La ciclovía de la avenida Federalismo es un ejemplo de ello.

El acoso callejero

Existen puntos en la ciudad, como el cruce de la avenida Colón y Periférico Sur, en donde las mujeres son acosadas de manera normalizada cuando caminan por la calle. Pero aunque este sitio es especialmente peligroso, prácticamente en cualquier zona de la metrópoli puede observarse el acoso.

Hace once años, Adriana Villaseñor salió de su casa, ubicada en la colonia Fovissste, de Zapopan, rumbo a su trabajo en el Centro de Guadalajara. Siempre por el mismo camino; siempre a las 06.30 de la mañana. “Me sentía segura porque a esas horas no pasaban mucho y sentía que conocía a las personas de allí”.

Un día se encontró a un muchacho. Ella llevaba una falda larga tipo gitana, una blusa floja y una chamarra de mezclilla que la cubría. “Lo cuento porque a veces es el pretexto: ‘andaba vestida provocativamente y por eso la agarraron’. Yo iba completamente tapada. Tenía menos de 24 años y él se veía más chico, pero sentí inseguridad”.

Sus sospechas fueron reales. “Me pegó a la pared y me tocó, me apretó y me dijo al oído una leperada. Todavía me acuerdo y siento que se me enchina la piel del coraje, miedo e impotencia”.

Adriana gritó y su agresor se asustó. Huyó. Un vecino suyo iba adelante pero no le ayudó. Y “por pena” decidió no contar a nadie el hecho. Incluso se volvió paranoica. “Cada vez que viene alguien me bajo de la banqueta; atravieso la calle”.

Las inundaciones de cada temporal

Todos los tapatíos se han visto afectados por este calvario. Un estudio de la Universidad de Guadalajara (UdeG) señala que en la ciudad hay 350 puntos de inundación durante el temporal, que dura aproximadamente cuatro meses. Esto significa que hay peligro tanto para los automovilistas que circulan por esas zonas como para los transeúntes que están expuestos a ser arrastrados por la corriente. En el menor de los casos los tapatíos suelen llegar tarde a sus trabajos o escuelas, ya sea por esperar a que baje el encharcamiento o porque el transporte público no pasa a tiempo.

La ruta 380

El transporte público tapatío tiene una ruta que representa el cúmulo de males: la 380, que destaca por su lleno total (y a todas horas), lo que aumenta la probabilidad del “roce” -accidental o no- con otros pasajeros. Por su alto índice de demanda, los camiones de esta ruta van totalmente llenos, y si alguien tiene la mala fortuna de saltarse una parada, se corre el riesgo de bajar en una ubicación muy lejana a la deseada.

Los baches

No importa cuánto gasten los ayuntamientos para reparar sus calles, circular por la ciudad significa encontrarse con vialidades llenas de baches. El Departamento de Conservación de Pavimentos de Guadalajara informó en julio de 2016 que la mitad de las calles estaba en mal estado, por lo que las autoridades anunciaron medidas al respecto.

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