Palabras de niña que gana concurso contra discriminación

ZAPOTLANEJO, JALISCO (27/SEP/2013).- "En México se discrimina mucho, y eso es malo porque atenta contra la integridad de todos"; así lo dice la ganadora del Concurso de cuento ¿Y si yo fuera una persona refugiada?, que convocó el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Parece una reflexión para "grandes", pero lo dice Mariana Marín, una niña de 14 años, que vive en Zapotlanejo y que cursa el tercer grado de secundaria.
 
Su maestra de Español le pasó la convocatoria y escribió estas líneas: "(...) Escuchamos un estruendo fuera de la casa acompañado de gritos y detonaciones de armas poderosas. Salí acompañado de mi padre para ver qué era lo que ocasionaba semejante escándalo, cuál fue nuestra sorpresa al ver ¡un tanque de guerra!". Es parte de la narración corta "Kalidh", con la que ganó el reconocimiento.
 
En él cuenta la historia de la resistencia de Kalidh y su familia iraquí que es agredida por la guerra. Mariana hacía cuentos de terror, pero el tema de la convocatoria le gustó mucho más. Encontró varias fenómenos donde encontró inspiración, sólo debía parar la oreja para darse cuenta de todas las injusticias que pasan en otros países. "Traté de plasmar las cosas más horribles y reales que suceden en esos lugares".
 
Y no sólo en la lejanía. Mariana encuentra en su propio municipio y en su escuela, el Colegio Patria, las huellas que deja la discriminación; dice que las personas que son indígenas, con discapacidad, con distintos colores de piel y con menos recursos, en ocasiones son vistas con inferioridad, pero "todos somos iguales".
 
"La discriminación aquí es a las personas que no tienen muchos recursos, otras se burlan y los insultan. Y se me hace muy cruel (...) En mi escuela llegaron personas con un color de piel distinto al de la mayoría, y les hacen bromas y a mí se me hacen ofensivas".
 
A pesar de la edad, o precisamente por eso, Mariana se esperanza y visualiza que sí pueden cambiar las cosas pero "con mucho esfuerzo". "Primero debemos ser tolerantes, y aprender que las demás personas son igual a nosotros, dejaremos los prejuicios".
 
Ella intentó con su cuento que los lectores tomaran conciencia y, menciona, tratar de hacerlas llorar para que se quiten la venda de los ojos y vean lo que sucede, "y sepan cuál es la realidad que viven esas personas".
 
Confiesa que no creía que pudiera ganar, pensó que otros escritores con más experiencia tenían más posibilidades. "Llegué de la escuela el 5 de septiembre, cuando anunciaron a los ganadores me asusté porque vi mi nombre".
 
Aún con los premios, Mariana mira al futuro y dice que quiere dedicarse a la dermatología. Pero el gusto por la lectura y escritura no lo dejará nunca.
 
EL INFORMADOR / SAÚL PRIETO