Demuestran el auge de la Tradición Teuchitlán

GUADALAJARA, JALISCO.- Para aquellos que aún se resisten a la idea de que en el Occidente de México existieron algunos grupos de civilización temprana más importantes de Mesoamérica, el arqueólogo Phil Weigand y otros investigadores han compilado en un libro todas las evidencias científicas necesarias para demostrar la importancia de la Tradición Teuchitlán en esta zona del país.

“Hay gente que todavía se resiste a creer la importancia de este grupo, que está mal documentado, pero hemos juntado todas las evidencias técnicas sobre la existencia de esta civilización”, cuenta en su casa Weigand, relajado y con la firme idea de que la publicación que presenta esta mañana, a las 11:00 horas, en la Casa de la Cultura de Teuchitlán (Jalisco), titulado Tradición Teuchitlán, destruirá los dogmas que provienen de políticas culturales centralistas, originadas desde principios del siglo pasado.

El libro, coeditado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y el Colegio de Michoacán incluye 10 investigaciones de distintos autores y en las conclusiones es donde añaden estos elementos que no habían sido divulgados anteriormente: el análisis de la cronología basada en estudios comparativos de cerámica y los fechamientos con radiocarbono.

Es decir, se confirma que la tradición Teuchitlán comenzó 800 años antes de nuestra era, su apogeo fue entre los 350 y 400 de esta época y en el siglo V es cuando se colapsa, “lo cual aún no podemos descifrar”. Asimismo, está caracterizada por arquitectura monumental de círculos concéntricos, tiene el segundo juego de pelota más monumental del país, chinampas, miles de hectáreas de minas de obsidiana.

Phil Weigand relata que sí han detectado fechas más tempranas, de 1,100 años antes de Cristo, pero el dato no está incluido en ninguna investigación porque sólo se tiene una muestra de arquitectura de un piso quemado enterrado bajo cinco y medio metros. “Lo que tenemos bien documentado es que el desarrollo fue después del 800 antes de nuestra era, pero fue muy despacio, hasta el 350 antes de Cristo que fue el boom de construcción y el tiempo en que se construyó la arquitectura que conocemos hoy. Conocemos muy bien la naturaleza del patrón del asentamiento y las condiciones geográficas, porque es una de las zonas más ricas del mundo en obsidiana, hay más de 50 yacimientos que dieron una riqueza increíble para el intercambio y para desarrollar una industria importante de joyería, navajas, raspadores, puntas proyectiles y otros artefactos, incluyendo espejos”.

El entorno geografico fue clave para el desarrollo de la tradición Teuchitlán, la primera civilización del Occidente de México, pues se ubicó en una zona de tierras muy fértiles, “regalo de la caldera del Colli, que hace 90 mil años tuvo una explosión enorme de jal y se mezcló con lagunas y tierra aluvial, lo que le dio un perfil riquísimo para la siembra. Además tenía mucho agua y bosques de pinos y encinos”.

Después del declive, la zona fue abandonada y la reemplazó el Palacio de Ocomo, en el pueblo de Oconagua, que llegó a su apogeo entre el 500 y el 1000 de este era, y aunque tampoco se sabe la razón de su colapso, “sí podemos decir que el sitio es el responsable de la reorganización de la zona”.

Jalisco busca tener un parque arqueològico

Aunque Phil Weigand y su esposa Acelia García iniciaron las exploraciones en Guachimontones hace 40 años, la excavación inició en la década de los noventa. “Lo que sigue es empezar en Palacio de Ocomo, porque sería la continuación, la idea es hacer un parque arqueológico y también está invirtiendo la Secretaría de Cultura de Jalisco. Las tierras ya se compraron casi totalmente y podríamos completar temporalidades, porque estos sitios son de diferente edad y carácter cultural”.

El objetivo sería ayudar a entender la evolución de la humanidad de los sistemas socio-culturales en el Occidente y “en un futuro se buscará otro sitio emblematico de la Conquista de los españoles”.