La presidenta argentina destaca decisión histórica en la OEA sobre Cuba

BUENOS AIRES, ARGENTINA.- La presidenta argentina, Cristina Fernández, celebró hoy la decisión adoptada en la Organización de Estados Americanos (OEA) para derogar de forma consensuada la suspensión a Cuba aprobada en 1962.

"Hoy es un día histórico: en la OEA, con la presencia de Hillary Clinton, la jefa del Departamento de Estado de EE.UU. y por instrucción del presidente Barack Obama, con el consenso por aclamación de todos los países miembros de esa organización, se dejó sin efecto la sanción que tenía la hermana República de Cuba desde hace muchos años", dijo Fernández en un acto público.

La gobernante señaló que la decisión adoptada hoy en la OEA "revela" que no estaba equivocada la "percepción" que ella tuvo durante la V Cumbre de las Américas, celebrada en abril en Trinidad y Tobago, "acerca de que nuevos vientos soplan" en el mundo.

Fernández consideró que América está "ante una oportunidad histórica" que "está siendo escuchada por todos aquellos que de alguna manera conforman la decisión de este continente".

"Todo contribuye a crear a un mundo diferente, todo contribuye a mejorar el mundo que nos circunda", añadió Fernández en un acto a las afueras de Buenos Aires.

Los cancilleres que participan en la XXXIX Asamblea General de la OEA en San Pedro Sula (Honduras) ratificaron hoy por "aclamación" la resolución que levanta la suspensión impuesta en 1962 a Cuba.

El texto resuelve que la resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano, "queda sin efecto en la OEA".

La resolución deja claro además que la "participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios" del organismo.

De esta forma, la decisión de regresar o no a la OEA dependerá de La Habana, que tendrá que ajustarse a los valores democráticos y de derechos humanos por los que se rige el máximo organismo continental, entre otros instrumentos.