Honduras se quita el peso del aislamiento

GUATEMALA, GUATEMALA.- Varios presidentes centroamericanos abogaron por la reincorporación de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA), suspendida por el golpe de Estado del año pasado, tras una reunión con la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton.

Los mandatarios de República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, y primer ministro de Belice, emitieron una declaración de apoyo al Gobierno de Porfirio Lobo, que asumió tras el régimen de facto que se instaló tras el derrocamiento del ex mandatario Manuel Zelaya.

Los líderes del área acordaron celebrar “una reunión de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) a la mayor brevedad posible,  convocada por la presidencia pro tempore, para solicitar una reunión extraordinaria de la Asamblea General de la (OEA)”.

Hillary Clinton se reunió con los mandatarios de Centroamérica y República Dominicana para abordar los temas de seguridad, crisis en Honduras y el combate al narcotráfico.
La jefa de la diplomacia estadounidense abandonó Guatemala después de un almuerzo con los gobernantes de Guatemala, Álvaro Colom; Costa Rica, Óscar Arias; El Salvador, Mauricio Funes; Honduras, Porfirio Lobo, y República Dominicana, Leonel Fernández, así como el primer ministro de Belice, Dean Barrow.

En la capital guatemalteca, Clinton prometió más ayuda para combatir el narcotráfico, tras reconocer que su país es parte de esa lacra y ofreció ampliar su cooperación con Centroamérica para combatir el flagelo del narcotráfico y la violencia que éste genera.
Comercio, integración, reforma migratoria y la crisis en Honduras, tras el  golpe de Estado en junio pasado fueron parte de la agenda de los líderes  regionales y la ex primera dama estadounidense.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) puso a disposición de Honduras 160 millones de dólares congelados tras el golpe de Estado de junio, al reconocer a la administración de Porfirio Lobo como el Gobierno legítimo del país.

Colom dijo que el apoyo al Gobierno de Lobo y su eventual reingreso a la OEA será estudiado en una cita presidencial prevista para el próximo 15 de marzo en San Salvador y en otra a realizarse en Tegucigalpa en fecha aún por definir.

Periplo

Qué deja la visita de Hillary

URUGUAY.- La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, asistió a la asunción del presidente José “Pepe” Mujica.

ARGENTINA.- Clinton se mostró dispuesta a “alentar” un diálogo entre el Reino Unido y Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas, luego de que Cristina Fernández le solicitara su intervención.

CHILE.- Tras su encuentro con la presidenta chilena Michelle Bachelet, Clinton dijo que Estados Unidos enviaría toda la ayuda posible para hace frente a los estragos del sismo en ese país.

BRASIL.- Hillary Clinton fracasó en su intento por lograr el apoyo de Brasil para imponer sanciones a Irán por su programa nuclear.

COSTA RICA.- La presidenta electa de Costa Rica, Laura Chinchilla, solicitó a Clinton una mayor cooperación en la lucha contra el narcotráfico.

GUATEMALA.- Prometió la ayuda de su país a Centroamérica en el combate a los cárteles de la droga, reconociendo que Estados Unidos es parte del problema.

Análisis

La otra campaña

Orestes Díaz Rodríguez

El apoyo de la jerarquía partidista, la asesoría de su esposo y hasta las simpatías del electorado resultaron insuficientes a Hillary Clinton para hacer valer su condición de favorita y no ceder ante Barack Obama la candidatura demócrata a presidente de los Estados Unidos.

No hay dudas, la actual secretaria de Estado sabe atraer los reflectores, pero ¿tiene la sensibilidad necesaria para identificar las necesidades de sus interlocutores? ¿Su intuición capta con agilidad las variaciones sutiles que obligan a modificar las líneas estratégicas? Tampoco demostró esas habilidades cuando siendo primera dama fracasó estrepitosamente en la gestión de reformar el sistema de Salud norteño.

En la semana que concluye, Hillary emprendió una nueva campaña. A más de un año de ser confirmada en el cargo realizó su primera gira regional. Cumpliendo una atropellada agenda en cinco días visitó seis países y se reunió con una docena de mandatarios.

Durante el periplo no mantuvo contacto con los que Estados Unidos considera sus dos más valiosos aliados latinoamericanos: Colombia y Panamá.

Lejos de enturbiar, ese hecho aclara los propósitos del viaje: ratificar el curso de jóvenes alianzas bilaterales (Uruguay), reactivar lazos con antiguos aliados que pronto serán fuerza gobernante (Chile), encontrar puntos de coincidencia con quienes no asumen posturas recalcitrantes (Argentina y Brasil), señalar y fustigar al adversario (Venezuela) y relanzar desde un consenso centroamericano y caribeño (Costa Rica, Panamá, El Salvador, Guatemala y República Dominicana) la normalización de las relaciones interamericanas de Honduras.

La campaña de reactivar los lazos con Latinoamérica la facilita que, pese al “desliz” de Honduras, Obama mantiene niveles importantes de popularidad en la región y la posición de su país en el Continente ha mejorado de un año a la fecha. Ahora cuenta con aliados en Sudamérica, la región Andina y Centroamérica. ¿Bastará con eso para detener el anunciado avance de Latinoamérica hacia la concertación y la integración?
Los descalabros anteriores de la señora Clinton permiten entrever algo; no ha destacado por ser una política capaz de capitalizar las ventajas formidables con las que ha contado.

Es una buena noticia para Latinoamérica, urgida de avanzar en el proceso de unidad. No para deteriorar aún más sus relaciones con Estados Unidos, sino para mejorarlas. La unión es imprescindible no para confrontar con alguien, sino para una defensa más eficaz de los propios intereses de la región.
La agenda apretada de Hillary Clinton podría además indicar que, como siempre, los intereses extracontinentales reclaman la atención de Estados Unidos.

Muy pronto podrían disolverse los efectos del periplo. Latinoamérica quedará nuevamente a solas con sus propios demonios. Uno de ellos, casualmente, es el desinterés de Norteamérica por las dinámicas regionales.

Orestes Díaz Rodríguez / Maestro de la UdeG.