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Ofrece Deep Purple delirante concierto en la Ciudad de México

La legendaria banda de hard rock británica Deep Purple cimbró durante dos horas la monumental Plaza México de esta ciudad, al ofrecer este sábado un delirante concierto como parte de su gira 2008.

Por: EL INFORMADOR

MÉXICO.- La legendaria banda de hard rock británica Deep Purple cimbró durante dos horas la monumental Plaza México de esta ciudad, al ofrecer este sábado un delirante concierto como parte de su gira 2008.
A las 22:00 horas, Don Airey, Ian Guillan, Roger Glover, Steve Morse e Ian Piace irrumpieron en el escenario y de inmediato el público, que ocupó apenas la mitad de las localidades, se dejó llevar por la estridencia.
En ese instante, apagadas las luces, el olor a tabaco y otras yerbas quemadas invadieron el espacio abierto del coso, iluminado en ocasiones por una tímida luna colocada arriba y al centro del ruedo taurino.
La agrupación abrió el recital con temas de su más reciente álbum, "They all came down to Montreux. Live in Montreux", fechado en 2006. Y a partir de ahí, las canciones clásicas, con coros de miles de fans se sucedieron una a una.
La gira agendó Monterrey, Nuevo León, Guadalajara, Jalisco y el Distrito Federal. Por eso, ayer desde mucho antes de que iniciara el recital, decenas de vendedores se apostaron en los alrededores de la monumental para ofrecer sus mercaderías.
Dentro, también con anticipación, los seguidores de la banda ocuparon paulatinamente sus localidades, aunque cercana la hora del inicio, los vendedores aconsejaban: "Siéntese donde quiera, seguro no se va a llenar". Y así fue.
Dos pantallas gigantes flanquearon al escenario. La plaza de toros más grande del mundo sufrió un desaire cuando, de sus 46 mil asientos, alrededor de la mitad permanecieron vacíos todo el tiempo, como esperando algún otro espectáculo.
Si bien las canciones satisficieron las expectativas de los asistentes, la mayoría cuarenta o cintuentañeros, fueron los solos de guitarra de Steve Morse y de teclados de Don Airey las intervenciones que enloquecieron a la multitud.
Esos solos magistrales, que han hecho famosa a la banda porque así lo hacen sus miembros en cada nación que tocan, son diferentes en cada país y a México, según un fan, le tocó en suerte una maravillosa muestra de ejecución.
Don fue más allá. Con una depurada técnica interpretativa y una habilidad pocas veces vista en el mundo, literalmente hizo cantar a su teclado "La cucaracha" y el "Jarabe tapatío", emblemáticas melodías del público local.
La banda, para ese entonces, tenía al rugiente público en la bolsa. Esa leyenda del rock mundial fue cobijada por los fervientes admiradores, muchos de ellos portando camisetas con la estampa de la gira 2008 que el grupo realiza ahora.
En las gradas, de pie, con una camiseta ondeando en una mano y equilibrando un vaso con cerveza en la otra, varios fanáticos pedían más y más, y en su excitación emparentaron: "!Bravo papá!", gritó un hombre de enorme barriga.
Porque algo innegable que se pudo observar durante esa noche fue que ni los vientres abultados, ni la falta de melena qué alborotar fueron suficiente obstáculo para que los jóvenes de los 70 se movieran al ritmo de la banda.
Todos, absolutamente todos los asistentes, fueron "El 6` Deep Purple" anoche. Todos cantaron, todos tocaron su guitarra imaginaria, y todos podían haber apostado que eran, cada cual, el mejor y más grande admirador del grupo.
El tiempo, inexorable, cobró pronto su factura. Habían transcurrido 100 minutos desde que inició el concierto cuando el mítico tema "Humo en el agua" recargó de energía y vitalidad a los miles de ocupantes de la plaza.
Los cinco músicos se despidieron. Se apagaron las luces y todo habría acabado ahí, pero el tarareo de "Humo...", emanado de miles de gargantas para entonces afónicas, cambió el curso del concierto de Deep Purple aquí.
El juego de luces iluminó el escenario y sobre él, nuevamente Don Airey, Ian Guillan, Roger Glover, Steve Morse e Ian Piace para regalar un ancore a quienes les exigían más y más para saciar su enorme gula de rock bien hecho.
"Noche obscura" colmó de placer a los noctámbulos. La canción, clásica, mítica, legendaria, de colección, única, exquisita, himno de millones en el mundo, retumbó con coros y soberbia instrumentación para decir adiós a México.

NOTIMEX 10:59 17/02/08 CCMS

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