Mujeres en pie de lucha

Segunda de seis partes

GUADALAJARA, JALISCO (31/ENE/2011).- Transfomar la experiencia en nuevos retos, soñar ante la imposibilidad con la construcción de nuevos puentes de oportunidad y expresión. Estos son algunos de los deseos cotidianos de las mujeres que aquí se exponen; un puño de corazones con la fuerza adolescente de cuestionarse el mundo.  Porque se destaca el interés de “la trascendencia ante lo efímero”, según dice Lourdes González, la directora de artes escénicas y literatura de Cultura UDG, la preocupación por la nación y el cuidado de los hijos en Hilda Prats. También, el interés de “convertirnos en ciudadanos”de verdad, y hacer arte en un escenario -como señala la actriz Claudia Recinos- lo que puede “crear un lazo de identificación con más gente” pero, y lo señala aún con dudas: “No creo que un creativo pueda cambiar el mundo”.

Dolores Tapia

Claudia Recinos, actriz
Un mucho anti-romántica

Recinos es una actriz joven. Todavía no llega a la treintena. Arranca 2011 con buena nota en el currículum; actuó y produjo el noble proyecto escénico de No tocar, fue parte de Adiós, querido Cuco, dirigido por Susana Romo y producido por A la Deriva Teatro y forma parte de elenco de la obra Vencer los puertos que no logró presentarse en Tapalpa en octubre pasado. 

Y aunque todas y cada una de las experiencias de 2010 podrían arrojarla a los brazos de un romaticismo exacerbado, señaló por escrito que arranca este “enero 2011 con los pies en la tierra” y por otra parte señala “somos tantos queriendo ser felices, cuidando nuestra estabilidad(…) quiero buscar y recuperar mi propia integridad. Si es a través de lo que  sé hacer que es expresándome en un escenario y teniendo claro lo que quiero decir a mi público ¡perfecto!, y sí eso me lleva crear un lazo de identificación con más gente mejor. Sin embargo, no creo que un creativo pueda cambiar o mejorar al mundo(…) La violencia y la inseguridad no considero que sea un problema que tengamos que resolver los creativos, los artistas, sino que corresponde a toda una nación que precisamente por mantener la casi nula integridad que le queda  no levanta la mano para acallar lo que nos duele como nación”. Destaca, pero “la lucha no puede ser real si no enfrento la propia violencia que yo ejerzo hacia mí misma y por ende hacía los demás. No soy una víctima de la violencia. Soy parte de la violencia”, puntualizó.

Hilda Prats, coreógrafa
Técnica, preparación y otras dudas

Será la experiencia, los años de tablas y el conocimiento del público tapatío, quizá, lo que ha hecho que Hilda Prats al frente de la escuela y compañía Las Cabales haya mantenido durante décadas el liderazgo en el área del flamenco en la región. Por tanto, Prats es una  directora y coreógrafa en plena madurez, sin artilugios ni efectos “en esto no hay nada mágico, sólo preparación y técnica”. No tiene más afán que enriquecer la sólida base que ha construido y estar atenta a la realidad. “En estos tiempos no es natural el hecho de que tus hijos salgan todas las mañanas a la escuela y pidas a Dios que no sean presas de fuegos cruzados, secuestro o que los confundan con alguien”, señala. Al pensar en la generación de jóvenes actualmente, esta coreógrafa sólo puede atinar a pensar en la libertad. Y lo que pasa, dice, no es justo. Sin embargo, en términos de justicia no hay docto a la vista, pero hay otras conciencias como la de Lourdes González o Vanessa Bauche, la actriz, quienes hablan de temas como “ser ciudadano” y luchar por una “educación” digna.

Lourdes González, directora de artes escénicas y literatura UdG
Lo que toca es “convertirnos en ciudadanos”

Todo esto, como dice Lourdes González, capitana de las directrices escénicas en nuestra ciudad, nos lleva a “mucha reflexión” sobre todo, si como productora su labor se encuentra inmersa en las grandes labores en cuanto al teatro, la danza, la literatura y sus protagonistas, “hay que  cuestionar mucho el sentido de la trascendencia ante lo efímero de este quehacer” porque vienen “nuevos retos”,dice.

2010 “fue un año en el que desgraciadamente los fallecimientos ocuparon de una u otra manera, un protagónico doloroso (Arcelia Maisterrena y Cristian Katapú, dos actores del teatro local fallecieron en octubre y noviembre del año que se fue) hay una sensación de solidaridad y conciencia que nos atravesó por la mitad a todos los que de alguna u otra manera estuvimos involucrados”.

Entre otras cosas, señala que “no hemos aprendido la manera de aglutinarnos por el bien común”.  Señala que hasta hoy no conoce “un movimiento (o propuesta) importante que en nuestra ciudad se esté llevando a cabo por parte de la comunidad artística para contrarrestar o manifestarse en contra o proponer acciones concretas. Lamentablemente mientras como sociedad civil no tengamos esa capacidad, me parece que nada se moverá. Lo que toca, desde mi opinión, es convertirnos en ciudadanos”, destacó.