Llega Monsiváis a remate de libros con mil pesos en la bolsa

México.- Con mil pesos en la bolsa, la expectativa de hallar libros interesantes y una sonrisa afable, llegó el escritor Carlos Monsiváis al segundo gran remate de libros que la víspera abrió sus puertas en el vestíbulo del Auditorio Nacional.

Entre la selección de volúmenes, muecas de gusto y disgusto, aceptación o rechazo, el también cronista señaló en exclusiva a Notimex que "en una feria así, tan sujeta a la huida del recicle, estoy al hallazgo al azar, a lo que uno nunca puede encontrar en otro lado".

El escritor calificó al evento, organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, como "La feria de la sorpresa", por la increíble cantidad de libros, temas, títulos y autores que se puede hallar en un espacio tan relativamente pequeño.

Libros de poesía y pintura venezolana llamaron su atención, y para ello, dedicó parte de sus mil pesos presupuestados desde hoy en la mañana, cuando salió de su casa, en la Colonia Portales, de la capital del país, para buscar en los cerros de libros.

Monsiváis destinó mil pesos, quizá porque los precios anunciados por los organizadores están, efectivamente, rebajados. Aclaró, sin embargo, que en sus habituales compras de libros gasta cantidades mucho mayores a los mil pesos que hoy invirtió.

"-Siempre gasto muchísimo más!", exclamó el laureado hombre de letras, y agregó en seguida que por hoy "ese es su tope". Pero como comprador profesional de libros, tiene sus trucos. "Traje mil pesos, pero si descubro libros que yo quiera, los dejo apartados", expresó.

Consideró luego que este tipo de eventos, a los que el público tiene acceso de manera gratuita, "son una gran iniciativa", y le pareció "una combinación muy fértil la del precio accesible y el hallazgo del lector"; Monsiváis estuvo hablando y curioseando al mismo tiempo.

Tras manifestar su deseo porque estos remates de libros se mantengan de manera permanente, el entrevistado subrayó que la afluencia de público al Auditorio Nacional, al menos este día de inauguración, "es fantástica, de manera especial por tanto joven".

Justificó que los asistentes sean mayoritariamente jóvenes, "porque ellos son los que leen. Después ya viene el reposo de la edad, que es casi siempre invitación a quedarse frente a algún aparato", de radio o televisión, sentado en un sofá de la sala.

Como siempre, el escritor recorrió la librería ocasional sólo, sin compañía, porque a decir de él, "mi vida es un páramo rodeado de libros... bueno, eso no es cierto, pero se oye muy bien". Dijo con una sonrisa que iluminó por completo su rostro de 70 años recién cumplidos.

Su casa, que es un "felinato" no un "orfelinato", está poblada de gatos que él cría, cuida, alimenta y protege con esmero. Por eso, su pantalón oscuro lució esta tarde tapizado de pelos de gatos. "Esa es una característica de mi casa, más que de mí", explicó.

Carlos Monsiváis tocó ligeramente su pantalón con la diestra, levantó un libro con la siniestra, y con la mirada recorrió las mesas donde miles de libros esperaban nuevo dueño. "Voy a seguir comprando, o apartando libros", se disculpó, antes de despedirse con un mohín.