El partido deja mal sabor en el Tri

MORELIA, MICHOACÁN (22/JUN/2011).- Un tanto molesto salió el técnico Raúl Gutiérrez de la cancha del Estadio Morelos, porque a su parecer la Sub-17 jugó un mal partido en el triunfo por 2-1 sobre Congo.

“Vivimos un partido complicado, principalmente por las cosas que dejamos de hacer, entonces fue un rasgo que se marcó mucho durante el juego”, dijo en la conferencia de prensa tras clasificar a la Selección mexicana a octavos de final de la Copa del Mundo 2011.

“El partido no me gustó, el equipo dejó hacer cosas que venía practicando bien y eso nos complicó ante un rival que tenía mucha fuerza, jugadores rápidos, y empezamos a caer en juego de choque que no conviene”.

Comentó que sus pupilos dieron demasiados pases malos, pero rescató la actitud que tuvieron para salir con el triunfo, y aseguró que su conjunto puede dar más, porque el torneo apenas comienza.

“El equipo no jugó su mejor partido, pero consiguió lo que buscábamos: una victoria. No creo que sea engañoso (el resultado) porque por momentos tuvimos buenas cosas”.

Luego de la clasificación analizará qué formación poner para el encuentro ante Holanda, el próximo viernes.

“Vamos a encontrar un partido complicadísimo, Holanda no ha dado la mejor cara y en su último partido va a jugar el todo por el todo y nos va presentar un panorama complejo.

Vamos a ver cuál es la mejor vía, si damos descanso, o nos manejamos con los mismos jugadores (titulares)”.

Ante la pregunta del por qué no inició Giovani Casillas, quien al inicio fue pedido a gritos por el público para que entrara a la cancha, respondió: “Tengo el derecho, como entrenador, de decidir quien inicia y quien no”.

"El partido no me gustó, el equipo dejó hacer cosas que venía practicando bien y eso nos complicó".
Raúl Gutiérrez,
estratega del Tri Sub-17.

Esta vez no hubo fiesta ni júbilo desbordado por parte de los aficionados en las inmediaciones del Estadio Morelos, antes de presenciar el juego entre los representativos de México y Congo en el Mundial Sub-17.

La llegada al estadio michoacano fue sin tumultos, de prisa y en silencio.

Sería porque no hubo necesidad de hacer filas o porque el cielo nublado contagió el ánimo de la gente que soportó la llovizna intermitente, el clima frío y el suave viento que invitó al sosiego.

Las playeras verdes tatuadas al pecho de los seguidores del Tri fueron opacadas o camufladas por impermeables y chamarras.

Pero llegó la hora del partido y el ánimo cambió, el canto del Himno Nacional encendió los corazones y desató el grito reprimido en apoyo a 11 jóvenes valientes con sed de victoria.

Ni la lluvia incesante y por momentos torrencial, apagó el entusiasmo de 38 mil almas que esperaron pacientes 39 minutos hasta llegar al climax con el primer gol de México.

Así llegó el respiro del medio tiempo, pero el complemento ofreció una gama de sorpresas que fueron desde el abucheo constante por las faltas arteras de los congoleños, hasta los cantos de "Cielito lindo", y la frustración por la forma en que cayó el momentáneo gol del empate.

Pero el destino le tenía preparada a la estoica afición un premio, llegó el gol de la victoria a cinco minutos del final y se esfumó el nerviosismo, desapareció la lluvia, y se olvidaron las inclemencias del tiempo, para cambiar todo por oles y un aplauso generalizado de la tribuna con los 11 valientes agradeciendo el tributo en el centro de la cancha.