A propósito

Decía Armando Nogueira que “El aficionado al futbol busca en el estadio, los domingos, las alegrías que la vida le niega el resto de la semana”...
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Hay que consignar que Armando Nogueira, brasileño al fin, pensaba, probablemente, en el entorno particular de su país, donde el futbol —vía de regla— da más satisfacciones que amarguras a los adeptos a la religión politeísta más difundida en este planeta. Y habría que decir, en consecuencia, que la frase entrecomillada en el primer párrafo, tal vez no sea aplicable, al pie de la letra, al caso específico del aficionado mexicano.
Salvo el caso de los simpatizantes de los equipos que culminan las competencias domésticas con la conquista de los títulos que cada año se disputan —Santos Laguna y Toluca, los casos más recientes—, los restantes suelen ser, en general, hermanos de desgracias; compañeros del mismo dolor...
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Es un tópico inevitable de final del año, tirar del lápiz, sacar cuentas y llegar a la conclusión de que el 2008 que se nos escabulle como agua entre las manos, tuvo a bien repartir frustraciones de manera indiscriminada... y alegrías de manera selectiva.
De los equipos de club, los tradicionales “grandes” —Guadalajara y América, sin lugar a dudas..., más Cruz Azul y “Pumas”, “según San Lucas”— fueron incapaces de estar a la altura de sus diplomas... y de las exigencias de sus incondicionales. Las “Chivas” tuvieron su mejor momento al terminar en la cima del Torneo de Clausura, y su peor al claudicar ante el Monterrey en la primera ronda de la “liguilla”. El América pasó de malo a peor, y redondeó un año “pa’l gato”.
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Para acabar de descomponer el cuadro, la Selección Nacional vivió un año de crisis: tras el fracaso del Preolímpico, vinieron el previsible cese de Hugo Sánchez, el relevo con Sven-Goran Eriksson... y la obtención —con más pena que gloria, con el Jesús en la boca— del boleto para el hexagonal en que se repartirán los boletos para el hexagonal previo al Mundial del 2010.
Queda, de cara a esa competencia, un consuelo: que México va en caballo de hacienda... pero no porque siga siendo “el gigante de la Concacaf”, sino por la generosidad de la FIFA, que otorga tres boletos y medio a la zona geográfica condenada a aportar la carne para los leones que hará falta en Sudáfrica.