* “Parece barato...”

“Parece caro; lo es”... Si la frase publicitaria de cierto whisky --del que los seguidores del Atlas y del América, por razones que no viene al caso explicar, sostienen que lo único malo que tiene es el nombre-- trata de decir que, para un conocedor, la calidad de cualquier producto está por encima del precio, y que comprar barato es una de las peores maneras de tirar dinero, habrá que ver a qué conclusión se llega, sobre los hechos consumados, una vez que los actuales dueños de los destinos del equipo más popular de México decidieron que “en apoyo a la economía de la numerosa afición rojiblanca (...), la entrada general para este partido --el Guadalajara-Tecos del próximo domingo-- será de 20 pesos”.

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La interpretación malévola, disparada a priori, a partir de que se hizo el correspondiente anuncio, es que de las “Chivas” tendría que decirse lo contrario de lo que los fabricantes del whisky ponderan de su producto; o sea, “Parece barato; lo es”.
La realidad es que abaratar los precios de los boletos para un partido de futbol tiene que ver con dos realidades: la realidad del mercado... y la realidad del producto.

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Que se registrara una excelente entrada --casi el lleno-- en el partido inaugural del nuevo estadio de las “Chivas”, era lógico: la novedad; la circunstancia de que en una plaza tan futbolera como Guadalajara habían transcurrido poco más de 50 años desde la última vez que se inauguró un estadio (el Jalisco, el 30 de enero de 1960); las informaciones preliminares acerca de las innovaciones y las maravillas del flamante coso; el acierto de mercadotecnia consistente en vincular la apertura del inmueble con la presentación del “Chicharito” Hernández como flamante transferencia del Guadalajara al Manchester United.
Que el interés del público por acudir al estadio declinara sensiblemente, también se explica: además de las incomodidades --la distancia, los atascos viales, la insuficiencia del transporte público...--, estaba el argumento de los precios, que tocaban uno de los órganos más sensibles del cuerpo humano: el bolsillo.

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Ya se verá, después del experimento del próximo domingo, si los aficionados se enamoran del estadio y siguen asistiendo... o si las “Chivas” aplican tarifas diferenciadas para sus partidos, a partir de una de las reglas supremas de la actividad mercantil...
A saber: “Según el sapo es la pedrada”.