* Ochoa

Ahora que algunos promotores resolvieron “placear” a Memo Ochoa, con la intención de que los dirigentes de algún equipo europeo se enganchen en la aventura de contratarlo, vale recordar que un comentarista imaginativo con ínfulas de “tira-netas”, dijo alguna vez, muy serio, que “México --aludía a su futbol-- es tierra de grandes porteros”... y hubo quienes se lo creyeron.

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Algunos guardametas mexicanos se ganaron, a ley, la etiqueta de “legendarios”. Los mejores ejemplos serían, quizás, Antonio Carbajal y Jorge Campos...
El primero, por haberse anotado como el primer futbolista que realizó la hazaña de participar en cinco Copas del Mundo... aunque sus resultados fueran más bien de dar pena. Sus mayores hazañas consistieron en haber participado en el primer empate (1-1 ante Gales, en el Mundial de Suecia-58) y en la primera victoria (ante Checoslovaquia, por 3-1, en Chile-62) de México en esos torneos... y, en su despedida del futbol, en el primer encuentro mundialista en que el “Tri” no admitió gol: el 0-0 ante Uruguay con que se epilogó la “Jules Rimet” de Inglaterra-66.
El segundo, por heterodoxo, colorido y versátil. Jorge fue la versión mexicana de celebridades sudamericanas como Higuita o el “Loco” Gatti, un poco por sus uniformes estrafalarios, tipo patrón de ajuste de televisión de color, a prueba de “miradas que matan”, y otro poco por su tendencia a salir del marco jugando el balón... e incluso a dejar el zaguán en manos de su suplente (las más de las veces en las de Sergio Bernal, quien ayer anunció su retiro) para transformarse en atacante... y aun ejercer como goleador.

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Ochoa ha estado en los dos mundiales más recientes. En ninguno ha conseguido planta de titular. En Alemania-2006 fue suplente de Oswaldo Sánchez; en Sudáfrica-2010, del “Conejo” Pérez. Hasta ahora ha sido titular casi inamovible en el América... pero no baluarte en la conquista reiterativa de títulos.
Pretenden sus promotores que es materia prima de exportación, idóneo para el mercado de Europa. Ya le buscan acomodo en Inglaterra y España.
De hecho, de consumarse su transferencia, sería el primer guardameta mexicano que emigra al extranjero. La gran incógnita es si dará la talla en países en que, por la capacidad atlética de la generalidad de los atacantes, las exigencias para los arqueros son mucho mayores que las que se tienen en México.
(Como dicen que dijo José Feliciano: “Ya veremos...”).