Deportes | A propósito por Jaime García Elías * “Ladrón” A propósito por Jaime García Elías Por: EL INFORMADOR 30 de septiembre de 2009 - 06:32 hs Es difícil probar, con números, la supuesta proclividad a la indisciplina de los futbolistas mexicanos... Habría que matizar, de entrada, que el futbolista mexicano, en el aspecto táctico, sin ser precisamente un modelo, es bastante disciplinado. No puede ser de otra manera: primero, porque hay pocos jugadores intelectual y técnicamente dotados para salirse de la partitura impuesta por el técnico; segundo, más obrero calificado que artista como suele ser, el jugador con tendencia a salirse del huacal tiene que aguantarse las ganas --o, al menos, dosificar su tendencia a irse “por la libre”--, porque sabe muy bien el precio que pagan, al final, quienes se exceden de “creativos”: la marginación y el ostracismo. En una palabra, la banca. * La indisciplina tiene una variante bastante más difundida: la que tiene al árbitro como objetivo. Tampoco en ese aspecto hay estadísticas que ilustren claramente la magnitud del fenómeno. Las tarjetas (amarillas o rojas) lo ejemplifican parcialmente, pero son insuficientes para dar una idea de la tendencia del futbolista mexicano a transgredir las reglas del juego, en general, y para inconformarse sistemáticamente con las decisiones de los árbitros en especial. * La insubordinación sistemática con respecto a los silbantes, por lo demás, es la consecuencia lógica de un par de peculiaridades del futbol mexicano... Una, la tendencia de los técnicos (“maestros” de los jugadores), al hacer declaraciones después de una derrota, a refugiarse en el pretexto manido de las deficiencias arbitrales. Pocos tienen la honestidad y la capacidad para la autocrítica necesarias para aceptar los errores propios. Menos aún tienen la humildad que haría falta para reconocer la superioridad del adversario. La otra sería el daño que, acaso de manera involuntaria e inconsciente, hacen los antiguos árbitros, habilitados como “analistas” o “expertos” en la materia en algunos medios de comunicación. Al margen de que pueda ser tendenciosa, de que en muchos casos acuse frustraciones, resentimientos y afán de revancha, su crítica es, vía de regla, injusta y desleal. Lo es porque parte de una ventaja que el silbante, en el momento mismo en que tiene que sentenciar situaciones de hecho, no tiene: la de haber visto el lance varias veces, desde diversos ángulos, y la de haberlo comentado con otros analistas. Moraleja de la historia (con la venia de Armando Nogueira): “El árbitro de futbol sigue siendo un buen ladrón crucificado en medio de dos cristos”. Temas A propósito Jaime García Elías Lee También Naasón, Covarrubias, Omar… Harfuch y los medios Gobierno federal refuerza combate a extorsión y desapariciones Sociales: André e Isabella reciben la Primera Comunión en familia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones