Viernes, 10 de Octubre 2025
Deportes | A propósito por Jaime García Elías

* Impotencia

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Marco Fabián permitió soñar a los aficionados chivas con el primer gol. EFE  /

Marco Fabián permitió soñar a los aficionados chivas con el primer gol. EFE /

Se acarició el milagro. Sucedió lo que parecía imposible. Se dio la metamorfosis de las “Chivas”...

Como si el cambio de piel --el estreno de la camiseta conmemorativa del Bicentenario-- hubiera operado un portento, el de anoche fue otro Guadalajara.

Si el de una semana antes fue contemplativo y dio facilidades para que el Internacional diera un “show” y ganara con más claridad en la cancha que en el marcador el partido de ida de la final de la Copa Libertadores como visitante, el de anoche, en Porto Alegre, fue un equipo combativo, aplicado en toda la cancha a no jugar, a cerrar espacios, a encimar, a apelar de manera sistemática a la lucha cuerpo a cuerpo, e incluso a utilizar la falta como sistema y no sólo como recurso. Prueba de ello, las tarjetas amarillas que desde la etapa inicial se llevaron De Luna, Fabián y Bautista.

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En el plan de sacrificar alfil por alfil o incluso reina por reina, José Luis Real encomendó al “Bofo” Bautista --de ordinario poco dispuesto al sacrificio-- a renunciar al oropel y a pensar más en el resultado que en el lucimiento personal.

Al encomendar una función más defensiva que ofensiva a su jugador-bisagra, el ataque del Guadalajara, en un partido ríspido, generoso en forcejeo, avaro en espectacularidad, nulo en claridad ofensiva por los dos contendientes, se redujo a la fórmula que a la postre le daría el único gol del primer tiempo: un ollazo desde la zona de creatividad, la disputa de Bravo como pivote en el juego aéreo, y el pase que Fabián, oportunista en el arribo e impecable en el remate, convirtió en el gol que empató a dos el marcador global y reanimó de manera significativa las esperanzas de los rayados.

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Sin embargo, la otra cara de la moneda apareció en el segundo tiempo...

Primero, el desorden defensivo de los rayados, que obligó a Michel a convertirse en el gran protagonista del partido en los minutos iniciales del segundo tiempo. Después, uno a uno, los goles del Ínter que restablecieron jerarquías.

A la postre, el Guadalajara terminó perdiendo todo: el orden, el estilo, la compostura, el partido... y la Copa.

Y lo peor: en el colofón del cotejo, la bronca como manifestación de impotencia, cuando el silbatazo decretaba el final del encuentro y el adversario celebraba su título.

Colofón: el Guadalajara no supo ganar... ni perder.

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