Viernes, 10 de Octubre 2025
Deportes | A propósito, por Jaime García Elías

* Debut soñado

A propósito, por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Paco Ramírez tuvo el debut soñado: se presentó como timonel del Guadalajara en el “Clásico” ante el América, y condujo a su equipo, por el buen planteamiento y el adecuado manejo del partido, a una victoria que lo deja perfilado hacia la clasificación para la “liguilla”.
Conclusión: el flamante timonel rojiblanco había llegado a este compromiso en calidad de “villano”, por las circunstancias absolutamente anómalas --el intempestivo cese de Omar Arellano padre como técnico, principalmente-- que se resolvieron con su designación... y salió del estadio en calidad de héroe.
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Dos circunstancias favorecieron ese corolario: por una parte, que la victoria, como el sacramento del bautismo, borra todos los pecados; por la otra, que la memoria de los aficionados es flaca. Exitistas como son --como la inmensa mayoría de los fanáticos, por lo demás--, los simpatizantes del “Rebaño Sagrado”, que lo habían abucheado la noche del empate ante el Lanús e incluso la tarde de la victoria sobre el San Luis, ayer salieron del que fue, casi seguramente, el último “Clásico” disputado en el Jalisco, plenamente reconciliados con su equipo.
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Hay que subrayar el apropiado planteamiento y el criterioso manejo del partido...
La reaparición de Galindo en el centro de la zaga y el trabajo realizado en el medio campo por Pineda, Solís y Báez, dieron orden y solidez a la defensiva. De hecho, las oportunidades que tuvieron Arellano --dos veces-- y Medina, en el primer tiempo, fueron mucho más nítidas que las de Reyna y De Pinho por parte del América.
En el segundo, los cambios (Fabián por Báez y el “Chicharito” por Morales) se hicieron oportunamente. En ambos fue evidente el afán de acrecentar el dominio... El gol llegó por la habilidad --y la intención, sobre todo-- de Medina, y el oportunismo de Ponce para llegar totalmente desmarcado a la zona de remate.
El resto consistió en cubrir los espacios y administrar sabiamente la pelota. Eso frustró las intentonas de un rival que confirmó la malévola definición de que es “Cabañas... y diez más”. Sin su ariete paraguayo, ese equipo no pasa de ser un grupo de náufragos en medio de una tempestad en alta mar.
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El Atlas, mientras tanto, calamitoso a la defensiva, aprendía en Torreón que “el que a hierro mata --por el marcador de su reciente triunfo sobre el Necaxa--... a hierro muere”.

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