Lunes, 21 de Octubre 2024
Deportes | Por Jaime García Elías

* Burro... y rabo

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Las “Chivas” y el “Bofo” Bautista parecían, hasta hace tiempo, estar hechos el uno para el otro. Cuando el jugador —uno de los baluartes del equipo campeón del Torneo de Apertura 2006— fue transferido al Jaguares, se consumó la anécdota que refería el epigrama: “Lo mismo que pierde el burro / cuando le cortan el rabo, / lo mismo que pierde el rabo / cuando le cortan el burro”.

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La noticia, ayer, de que la “novela” de las últimas semanas culminaba con la reconciliación del burro y el rabo del epigrama, no alcanza a ser, aún, el consabido “final feliz” de la historia...
Éste se dará exclusivamente en el caso de que el jugador —talentoso, sí..., pero también temperamental, irregular, intermitente— regrese al redil cargado con una dotación razonable de humildad en las alforjas; de que no llegue infatuado, ensoberbecido, convencido de que el Guadalajara salió a buscarlo desesperadamente porque no podía vivir sin él; de que admita el contrato que firmó ayer, no como su segunda sino como su enésima (para ser exactos) oportunidad; de que entienda que en Jaguares, como profesional, dejó cuentas pendientes; de que en la relación costo-beneficio de su vinculación con el equipo chiapaneco, quedó a deber.

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Entre las primeras reacciones que generó la noticia de su reincorporación —moderna edición de El Hijo Pródigo— al “Rebaño Sagrado”, una, bastante difundida, llevaba un tono pesimista: se trataría —se dijo— de “otro cartucho quemado”... “Otro”, en efecto, porque el anterior —según la misma lectura de los hechos— fue Omar Bravo.
Falta decir, sin embargo, que entre el Guadalajara que dejó ir a Bautista hace dos años y medio y el que ayer lo recuperó, hay un punto, al menos, que marca una notoria diferencia: la presencia de Rafael Lebrija en la directiva.
En el entendido de que hacer del Guadalajara un gran equipo es mucho más difícil que hacer lo propio en el Toluca —donde no se depende exclusivamente de jugadores mexicanos—, Lebrija, hasta donde se sabe, ha leído la cartilla tanto al recién llegado como al plantel.
Si el apretón de clavijas da los resultados apetecidos, y si las posibles combinaciones entre Bautista como creativo y Arellano, el “Chícharo” Hernández y Omar Arellano como atacantes cumplen en la práctica lo que prometen en la teoría, nadie podrá impedir que sus simpatizantes ejerzan El Derecho de Soñar.

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