Cultura | Eduardo Escoto ofreció una pequeña semblanza sobre Francisco Godínez Revelan secretos sonoros de Guadalajara Aurelio Martínez Corona y Eduardo Escoto Robledo dictan una conferencia en el Museo de la Ciudad Por: EL INFORMADOR 11 de julio de 2013 - 13:11 hs La exposición estuvo reforzada con la interpretación de piezas musicales. EL INFORMADOR / GUADALAJARA, JALISCO (11/JUL/2013).- El Museo de la Ciudad fue el espacio en el que se llevó a cabo la conferencia Secretos Sonoros de Guadalajara, dictada por Aurelio Martínez Corona y por Eduardo Escoto. Resultó un ejercicio ameno que dejó contentos a los presentes, pues se revelaron aspectos poco conocidos de la historia musical tapatía, cuya exhumación es necesaria para entender quiénes fueron sus precursores. Director del Antiguo Coro del Colegio de Infantes, Aurelio Martínez Corona comenzó su participación hablando de un personaje visionario: el deán Bartolomé de Rivera y Arbide, cabeza del cabildo de la Iglesia Catedral, quien a mitad del Siglo XVI hizo gestiones para comprar libros de música, instrumentos, y trajo a un escritor e iluminador de textos. Resaltó que Bartolomé de Rivera y Arbide fue el introductor de las bellas artes en Jalisco, un hombre que hizo más de lo que le tocaba. En su cruzada por conseguir las cosas necesarias para la iglesia, De Rivera y Arbide se trasladaba a la Ciudad de México para comprar libros de música, aunque no hubiera quién pudiera tocarlos en la Catedral. Compró dos órganos que costaron 200 pesos y medían siete palmos y medio, mismos que eran tocados por los indígenas. El deán mandó comprar a Michoacán flautas, orlos y cornetilla para que los músicos de la Catedral tuvieran instrumentos. También trajo a Francisco Flores Brochero, un iluminador y escritor de libros corales. Para ese entonces, el iluminador tenía que saber curtir pieles, encuadernar, diseñar el libro y aprender a pautarlo. El segundo secreto que reveló Martínez Corona, encargado de las investigaciones musicográficas del Archivo de la Música de la Catedral de Guadalajara, fue del Siglo XVIII, cuando Francisco Rueda, músico de comedias, se trasladó al territorio de la Nueva España y en el camino sufrió una tragedia en la que murieron varias de las personas que lo acompañaban. Rueda no es un músico preparado para tocar en un templo y, sin embargo, entra como maestro de capilla. No lo toman en cuenta, ya que en ese entonces hay músicos eclesiásticamente más importantes. Rueda, según el investigador, fue uno de los músicos que más pudieron aportar a los géneros musicales no eclesiásticos. Sus composiciones eran copiosas y su música llegó a Durango, Zacatecas, Morelia, etcétera. Previo a finalizar su participación, Martínez Corona interpretó Copla de Navidad, de Francisco Rueda, pieza que se cantaba y bailaba en la época navideña. Por su parte, Eduardo Escoto ofreció una pequeña semblanza sobre Francisco Godínez, músico nacido a mitad del siglo XIX y quien a los 20 años de edad ya era segundo organista de la Catedral. Como en ese entonces no había instituciones oficiales encargadas de la educación musical, Godínez viajó a Europa para completar su formación. Llegó a Francia e Italia para especializarse en piano y armonía. Cuando el Cabildo de la Catedral compró dos órganos en 1889 en París -uno grande y uno chico-, Godínez se encargó de todas las cuestiones de este instrumento. Su viaje por Europa resultó tan fructífero que fue aceptado en el entorno francés. Los dos órganos se estrenaron en la Catedral en 1893 y para ese entonces Godínez volvió a la ciudad lleno de proyectos: publicó revistas, construyó una sala de conciertos y comenzó a levantar una fábrica de órganos tubulares en Guadalajara, que estaba ubicada en los cruces de la calle Prado y Madero. Escoto destacó que Godínez estuvo adelantado a su época, pues intentó llevar a cabo la primera Escuela de Música Religiosa, proyecto que quedó abandonado tras su muerte, en 1902. Por último, el licenciado en Diseño para la Comunicación Gráfica por la Universidad de Guadalajara (UdeG) y que en 2009 obtuvo una beca de apoyo para la Creación y el Desarrollo Artístico del CONACULTA y la Secretaría de Cultura de Jalisco, disertó sobre el músico y compositor Sebastián Márquez Robledo, quien en 1920 estrenó su primera zarzuela en el Teatro Degollado y en 1929 presentó una romanza de su autoría en Sevilla, España. Márquez Robledo participó en la reorganización de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Guadalajara -de la que fue director- y en 1933, con motivo de la Expo Industrial, presentó un programa con obras suyas. Su última aparición fue en 1967 y 1969. Escoto enfatizó que la música de Márquez Robledo no ha gozado de difusión, pues en 1988, durante un homenaje, fue la última vez que se tocaron piezas suyas. Para culminar la charla, Héctor Salcedo, organista titular de la Catedral, y la soprano María Guadalupe Blanco, interpretaron una pieza de Márquez Robledo: Canción Otoñal, romanza para soprano y tenor con acompañamiento de piano. EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI Temas Música Conferencia Museo de la Ciudad de Guadalajara Lee También Los conciertos programados en la Plaza México antes de su clausura Reportan incendio en centro comercial en Zapopan CFE regalará tarjetas SIM con internet GRATIS en noviembre; requisitos Con operativo Panteones, detienen a presunto narcomenudista en Mezquitán Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones