Diversión en el Diana con Don Pasquale

GUADALAJARA, JALISCO (14/NOV/2010).- Don Pasquale, considerada la última gran ópera cómica italiana, deleitó con sus travesuras ayer al mediodía a casi mil personas que se dieron cita en el Teatro Diana.

La ópera de Gaetano Donizetti y con libreto de Giovanni Ruffini, es conducido por el director de orquesta James Levine, quien musicaliza la puesta en escena de Don Pasquale, un anciano millonario y soltero que desea una esposa joven para tener hijos que alegren su vida y a quienes pueda heredar su enorme fortuna. En su casa vive Ernesto, su sobrino pobre, a quien quiere casar con una mujer rica, pero se encuentra con la negativa del joven, porque está enamorado de la humilde Norina, una pobre viuda.

Pasquale, por su parte, para conseguir a la mujer de sus sueños, solicita ayuda a su amigo el Dr. Malatesta, quien también es cercano a su sobrino. Malatesta decide socorrer a los jóvenes enamorados jugándole una broma al anciano: le presenta a la misma Norina vestida de Sofronia, su hermana recién salida del convento.

Sofronia es llevada hasta el lugar donde se encuentra Pasquale, a quien presenta como una joven dedicada a las labores del hogar. Al verla con el rostro cubierto por un velo, el anciano aumenta su deseo hasta el punto de querer proponerle matrimonio en ese mismo instante. Posteriormente, ambos firman el acta de matrimonio en presencia del adolorido Ernesto. Sofronia recupera su identidad y comienza el martirio de Don Pasquale. La joven desordena la tranquilidad de su esposo, quien desesperado por no poder controlar a su mujer, acepta que ya no está en edad para ese ritmo de vida, por lo que decide hacerse a un costado y dejarle Norina a Ernesto.

Sin estar a su máxima capacidad el Teatro Diana, el público que asistió a la tercera función de la nueva temporada de transmisiones en vivo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, disfrutó de quizás la pieza más exitosa del género de comedia italiana del siglo XIX.

La escenografía está construida a partir de viñetas de cómic que se abren para mostrar espacios fragmentados en los que se desenvuelve la vida privada de los protagonistas. De esta manera, los encuentros frustrados, los deseos incumplidos y el complot que tejen los personajes son expuestos, siguiendo una secuencia gráfica aleatoria similar a la de un cómic.