Dicen que de la vista nace el amor, y en el turismo este popular dicho es el causante de que destinos poco conocidos adquieran una popularidad impresionante cuando miles de ojos quedan cautivados por las maravillas naturales, arquitectónicas y culinarias que guardan.Salt Lake es una de esas ciudades que progresivamente explota sus bondades turísticas para aquellos paseantes que buscan romper con la rutina de los climas cálidos, proponiendo un entorno donde pareciera que el invierno se resiste a esfumarse con los primeros rayos del sol de enero.Esta ciudad, enclavada en el Estado de Utah, cumple con los requisitos necesarios para hacer del viaje un verdadero placer aun si la estadía de un día o por una temporada más extensa. Si bien sus montañas nevadas ideales para la práctica de “ski” son el estandarte de presentación, esta metrópoli cuenta con un desarrollo urbano para los que gustan del turismo citadino y cosmopolita; también ofrece un ambiente bohemio con hospedajes al filo de las faldas montañosas.Todo depende de la intención del viaje. Salt Lake y sus ciudades vecinas, como Sugar House o Park City, son destinos que además de proponerse como un punto de encuentro familiar, descanso y entretenimiento, también presumen de una faceta de negocios que se mezclan con una oferta de restaurantes de prestigio. Vale la pena destinar un poco de presupuesto y descubrir lo que significa vivir en Salt Lake City, pues si hay otra cosa que se agradece y hace más confortable la estancia es la amabilidad de sus ciudadanos, que no escatiman en orientar y ayudar al turista que busca desde las atracciones más económicas, como caminatas en las cercanías del popular Temple Square -epicentro de la devoción mormona- o recorridos y estancias en sus parques nevados y cañones como en el Deer Valley Resort, con su Parque Olímpico de deportes invernales.YR
