Juan vino de Guanajuato y entre los puestos del primer cuadro de Guadalajara, con motivo de la celebración de la Romería, una jericalla llamó su atención. Nunca la había probado.Sobre la calle Pino Suárez también se vendía verdura cocida, tacos, gorditas de guisos, de nata, papas a la francesa y atole blanco, sin embargo, Juan llegó llegó por un buñuelo.Por la calle e Liceo había crepas, salchipulpos, papas doradas, cacahuates asados, tortas ahogadas, pozole, tostadas de carne. Sin embargo, lo que más llamaban la atención, eran las playeras con la imagen de la Virgen de Zapopan, especialmente hechas para esta ocasión.Sobre Pino Suárez caminaban familias con las manos llenas de comida. Elote asado, tacos al vapor, algodones de azúcar y hamburguesas, sin dejar de lado el agua fresca y los buñuelos. “¡Mira! Te acuerdas cuando mi mamá nos compraba turrón con limón?”, preguntaba una señora a otra al ver aquel dulce color rosa.Con los puestos instalados sobre avenida Hidalgo, donde se vendían hasta cargadores de celular, cobijas y cojines, se completaron los 360 comerciantes a los que el Ayuntamiento otorgó un permiso para vender, durante la Romería, 234 lugares menos que el año pasado, cuando todavía se podía ver puestos sobre avenida Alcalde.En Zapopan, para este año, fueron otorgados 600 permisos para comerciantes fijos y semifijos que se instalaron en la zona de Ávila Camacho y los alrededores de la Basílica.
