Jueves, 25 de Abril 2024

Planear, la clave contra dinámicas negativas de la ciudad: Mario Silva

El titular del Imeplan señala que además de los proyectos, busca apoyos para los municipios

Por: El Informador

Mario Silva. Es titular del Imeplan desde 2017 y fue ratificado para continuar durante cuatro años más. EL INFORMADOR/G. Gallo

Mario Silva. Es titular del Imeplan desde 2017 y fue ratificado para continuar durante cuatro años más. EL INFORMADOR/G. Gallo

A casi 480 años de su fundación, Guadalajara es una metrópoli cuya área de influencia abarca ya nueve municipios conectados por la interacción de su población y los conflictos que generan. El Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan) del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) entró en operación en 2014 con la misión de promover la gestión metropolitana eficaz. Mario Silva Rodríguez, titular del Instituto desde 2017, señala que a pesar del complejo entramado de la situación metropolitana se han logrado avances para mejorar, partiendo de la generación de instrumentos de planeación que contienen los lineamientos encaminados a romper las dinámicas negativas del crecimiento desordenado de la urbe y buscar encaminar su desarrollo.

Silva Rodríguez advierte que la planeación no es una solución mágica a las problemáticas de la ciudad y que corregirlas no es labor que se haga de la noche a la mañana.

—¿Cuáles son los retos que enfrenta la planeación del Área Metropolitana de Guadalajara?

—El primero es consolidar el sistema de coordinación metropolitana, el fortalecimiento del propio Imeplan, de la Junta de Coordinación Metropolitana, la creación de las agencias para la prestación de servicios. Otros retos en la propia metrópoli son la aplicación correcta del Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (Potmet); que se refleje en los instrumentos municipales. El Potmet tiene una visión que reduce de 44 mil a 8 mil hectáreas la superficie urbanizable de la metrópoli.  Hay un montón de trabajo que hace el Imeplan que no se ve que literal es hectárea por hectárea de cada municipio. Creo que ese es uno de los retos más importantes y me parece que a partir del 2025, cuando se haga el corte de conteo de población, vamos a empezar a ver el impacto que el plan tiene sobre la contención de la metrópoli porque sí se han restringido muchas cosas. Otro reto es darle más espacio al enfoque de las mujeres sobre cómo hacer ciudad.

—¿Con planeación se resuelven todos los problemas de la metrópoli?

—La planeación no es un acto mágico, yo creo que a veces perdemos de vista que el Potmet es una herramienta reciente y de pronto había la expectativa que una vez aprobado mágicamente iba a revertir dinámicas negativas. No sólo hacemos la planeación en papel y en escritorio, también buscamos apoyo para que los municipios tengan recursos para atender conflictos. El Área Metropolitana de Guadalajara tiene más de 721 kilómetros cuadrados urbanizados, buscamos lograr la conectividad y crear centros que compacten los viajes y crecimiento.

Estoy satisfecho, no ha sido fácil, pero hemos logrado poner estas “ortopedias” en los instrumentos municipales para una mejor planeación. Cuesta mucho trabajo, pero se está logrando. Un ejemplo son los procesos de revisión de planes parciales que no son temas populares y luego cuesta que los vecinos participen y se involucren.

Yo empecé al frente del Imeplan el primero de agosto de 2017, el nombramiento fue por cuatro años, terminó el 31 de julio de este 2021 y me acaban de ratificar por otros cuatro años más.

—¿Qué objetivos debe alcanzar la planeación para mejorar las condiciones de la ciudad?

—Contener el crecimiento extendido de la metrópoli es la primera situación que tenemos que atender y revertir dinámicas negativas. Por ejemplo, debido a la dispersión surgen situaciones como mototaxis, transporte irregular, zonas dormitorio con movilización de personas con efecto péndulo, es decir, que todos salen en la mañana y regresan en la tarde. También el incremento poblacional trae como consecuencia el mayor uso de agua y una mayor generación de residuos. En todos estos casos nosotros entramos con la información e instrumentos que generamos.

—¿Por qué es necesario que el plan de ordenamiento sea cumplido por los municipios metropolitanos?

—Lo que hemos estado haciendo con los municipios es algo así como una ortodoncia para alinear a los instrumentos municipales a la visión del Potmet. Este es el reto más importante, hay un reclamo social muy fuerte para contener el crecimiento disperso, desconectado, desigual y desorganizado que la metrópoli ha tenido desde los años 80.  Fue un proceso generado por la política de vivienda del Gobierno Federal con suelo y vivienda baratos, pero extrarradio y generó lo que hoy podemos ver de dispersión de la ciudad. Ahora debemos revertir esos procesos, detenerlos y hacer cambios de redensificación, es parte de lo que hemos estado trabajando. El Potmet es de observancia obligatoria y es lo que hemos estado viviendo este 2021, ya con instrumentos que por fin salieron y se enfrentaron a la realidad metropolitana.

El Potmet es una herramienta muy útil, ahora lo tenemos que fortalecer y viene su actualización en el 2022. Mucha gente del sector público y privado se ha encontrado en el Potmet un límite para muchas cosas y esto ha llevado que se vuelva más conocido, para bien o para mal. Justo se pensó para eso, para contener el crecimiento de la ciudad. Haberlo hecho fue una hazaña técnica y política, su implementación sigue siendo una hazaña primero política y luego técnica.  

—¿Qué reglamentación municipal falta armonizar con el plan de ordenamiento?

—Hay tres categorías con diferentes instrumentos, el ordenamiento ecológico cuyo instrumento es el programa de ordenamiento ecológico local; los instrumentos urbanos, incluye los programas municipales de desarrollo urbano y los planes parciales de urbanización y o de centro de población y una nueva figura que previó el Código Urbano que es el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial y de Desarrollo Urbano Municipal (POETDUM) que fusiona lo ecológico con lo urbano. Finalmente tenemos los atlas municipales de riesgo, el metropolitano estamos por presentarlo y va a actualizar mapas e información de todos los municipios.

—¿Qué espera de las nuevas administraciones municipales?

—Una de las primeras cosas es la implementación del Plan de Acción Climática Metropolitana (Pacmetro) es una herramienta con la que establecieron compromisos muy importantes entre ellos la mitigación, en promedio la ciudad genera 18 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2). Se deben implementar medidas de mitigación para que en 2030 se emitan nueve millones menos de toneladas de CO2. Otra es incrementar 42% la infraestructura peatonal y ciclista, que 11% del parque vehicular sea eléctrico; entre otras medidas.  Los municipios por si solos no pueden funcionar porque comparten un mismo sistema vial, de transporte público, les afecta la contaminación del aire. Hay una interdependencia muy fuerte.

—En el tema de la generación de residuos, ¿qué compromiso contempla el plan?

—El Pacmetro incluye reducir 30% los residuos que actualmente genera la metrópoli, estamos hablando de cinco mil 400 toneladas diarias, se tendría que dejar de generar mil 500 toneladas de residuos que no deben llegar al centro de disposición final. El debate se ha centrado en a dónde llevar los residuos, pero la ciudad tiene un compromiso aprobado por los ayuntamientos de reducir sus residuos; este es un compromiso político que tiene una obligatoriedad jurídica. Otro compromiso a 2030 es que más de 90% de aguas residuales sean tratadas.  Este es un plan que le permite a la gente pedirle a sus autoridades municipales y estatales acciones concretas para cumplir esos compromisos.  

—¿Cuánto atora a la planeación los cambios de partidos en administraciones municipales?

—Los acuerdos de la Junta de Coordinación Metropolitana deben ser por unanimidad y desde 2012 se han tomado más de 270 acuerdos, han pasado alcaldes y gobernador de diferentes partidos, el modelo está diseñado para procesar las posibles diferencias políticas. Se han logrado acuerdos porque tenemos 16 mesas de gestión metropolitana en las que participan más de mil 200 funcionarios estatales y municipales, donde discutimos los temas por meses y se dan los debates hasta llegar al acuerdo, por ejemplo, la norma sobre las estaciones del transporte público llevó un año de discusión y levantamiento de información. Con las nuevas administraciones también habrá una curva de aprendizaje, pero creo que más breve.

—¿Cómo afectó a la planeación la eliminación del fondo metropolitano federal?

—Afectó mucho, nos habíamos anticipado a cambios en las reglas de operación y somos la única Área Metropolitana con instrumentos de planeación, pero finalmente se desapareció. Espero que haya un nuevo mecanismo y que no se estén creando a áreas metropolitanas a diestra y siniestra como pasó sin tener claros los criterios e instrumentos de planeación. Hay una responsabilidad importante en cómo se operó el fondo que incentivó crear metrópolis que en realidad no lo son. Nosotros estamos buscando mecanismos alternativos de financiación. Los proyectos se están retomando con las posibilidades de los recursos estatales y municipales, pero me parece que a la Federación le falta atender la metropolización.

—A más de 10 años de su aplicación, ¿qué avance registra el plan de movilidad no motorizada?

—El plan se elaboró en 2008, se actualizó en 2014 con el Programa de Vías Ciclistas (Provici). Nosotros cuando entramos en municipios seguimos con ese programa que contemplaba construir 200 kilómetros de ciclovías, lo que era un acierto para crear la red. Ahora la Agencia Metropolitana de Servicios de Infraestructura para la Movilidad tiene el encargo de actualizarlo y se hará de la mano con el plan integral de movilidad urbana sustentable, para establecer prioridades. Ha existido un seguimiento paulatino y metódico de lo que se estableció desde su creación. Ahora estamos arriba de los 200 kilómetros de ciclovías en el Área Metropolitana, ayudó mucho el programa Mi Bici que fue un detonador de la infraestructura ciclista, hay más aceptación y tolerancia. Hay un cambio muy positivo en la materia, cuando arrancó el plan de movilidad no motorizada era impensable un proyecto como Paseo Alcalde o la ciclovía en Periférico. No se debe plantear el debate de autos contra bicis, debe haber infraestructura para todos, sin olvidar al peatón.

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