Pese a que el servicio de agua llega a la mayoría de los hogares, la desconfianza de la población ante el líquido proveniente del grifo, ha motivado a que culturalmente sea aceptado el consumo de agua para beber de empresas embotelladoras.La académica del Departamento de Estudios Socio Urbanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Lourdes Sofía Mendoza Bohne, destacó que esta situación lleva a Jalisco a ocupar el segundo sitio en el país como comprador de agua embotellada en todas sus presentaciones."En el país, Jalisco y la Zona Metropolitana de Guadalajara siempre están en segundo lugar, al consumir una familia de cinco miembros 2.5 garrafones por semana, sin contar toda el agua que compran por fuera. Por cuestión poblacional, la Ciudad de México ocupa el primer lugar", dijo.Refirió que entre 2012 y 2017, en el mundo, México ha fluctuado entre el primer y tercer lugar en consumo de agua embotellada. En 2015 tuvo el primer lugar; actualmente está en el segundo, le gana Estados Unidos.La experta señaló que, en promedio anual, una persona consume 235 litros de agua embotellada por habitante, situación que implica un costo social ambiental por el desecho a los ecosistemas de 21 millones de envases PET producidos al año en México. En temporada de sequía llega a aumentar a 50 millones.Si se destinan 120 pesos en el consumo de agua embotellada a la semana, significaría que una tercera parte del salario mínimo semanal sería para este rubro, estableció."Al año, en promedio, la gente paga al Siapa, entre tres mil y cinco mil pesos, a la par de que compran 15 mil pesos en agua embotellada (garrafones o botellas)", comentó Alicia Torres Rodríguez, investigadora del CUCSH y responsable del cuerpo académico UDG-CA-570: Agua, Medio Ambiente y Sustentabilidad.Expresó que la falta de confianza en el agua que llega de la tubería impacta en la economía de las familias, pues el líquido es parte de la canasta básica.En un estudio realizado en el CUCSH, se encontró que 70 por ciento de los estudiantes consume agua embotellada, es decir, 105 mil botellas a la semana y un presupuesto de 100 pesos semanales por cada persona.La propuesta que asumen los académicos es que se puede consumir el agua de la llave en el hogar, siempre que se instale un sistema de filtrado y ozonificación."Hay muchas empresas que tienen mecanismos para desinfección hogareña. Si comparamos lo que se gasta al año en agua embotellada con purificadores o sistemas de purificación de osmosis inversa doméstico, prácticamente sería más barato", comentó José Juan Rojas Ramírez, investigador del Centro Universitario de Tonalá.Sin embargo, describen los investigadores, hay reticencia por parte de la población por beber el agua que llega a los hogares, pese a que se tengan implementadas las tecnologías verdes para su potabilización, pues aún persiste la idea de que tomar agua embotellada da cierto estatus social.Recordaron que aún existe el riesgo de que en el agua embotellada se puedan presentar contaminantes emergentes como antibióticos y hormonas, que incluso no están contemplados en las normas oficiales.Destacaron que el cloro no desinfecta, solamente mata a algunas bacterias; que hervir el agua no quita los metales pesados y que esto los potencializa, y que los sellos de los garrafones no garantizan sanidad en lo absoluto.Los especialistas dieron a conocer que en México vender agua es un gran negocio. Existen actualmente siete mil 500 empresas pequeñas que no son transnacionales, de las cuales mil 114 se encuentran en la Zona Metropolitana de Guadalajara.