Martes, 23 de Abril 2024

Inundaciones afectan a 700 familias en Zapopan

Habitantes de Arenales Tapatíos, El Briseño, Miramar, Lomas de La Primavera y Campestre Los Pinos están entre los perjudicados

Por: El Informador

TRAGEDIA. Con una cruz a cuestas un vecino de Paulina ayuda a buscar pertenencias que ve flotando entre los escombros en la Calles Costa Chica. G.GALLO

TRAGEDIA. Con una cruz a cuestas un vecino de Paulina ayuda a buscar pertenencias que ve flotando entre los escombros en la Calles Costa Chica. G.GALLO

Los rastros de la inundación del fin de semana se ven en las paredes de la casa de Ana Rosa. Ella mide alrededor de 1.60 metros y compartió que el agua le llegó al pecho.

“Subieron el refrigerador a la barrita, pero todo estaba nadando: los trastes, lo poquito que tenía de despensa, nuestra ropa”.

Vive desde hace 29 años sobre Prolongación Guadalupe, en Miramar, con sus cuatro hijos, su esposo, su hermana y tres sobrinos. “Nunca se había visto una cosa así”, comentó.

Los pocos enseres que tenía se los llevó la lluvia. Ahora está en un albergue.

“Esperamos que de verdad nos ayuden. Fue algo repentino y tenemos miedo de que vuelva a llover y vuelva a pasar lo mismo”.

Aunque no hubo fallecidos, desaparecidos ni lesionados, las precipitaciones que desbordaron el arroyo “El Seco”, en Zapopan, dejaron 700 familias perjudicadas en 19 colonias, afirmó Sergio Ramírez, comandante de la Coordinación de Protección Civil y Bomberos del municipio.

Unas 275 casas de Lomas de La Primavera, Arenales Tapatíos, El Briseño, Miramar y Campestre Los Pinos resultaron afectadas por la irrupción del agua; 175 más se quedaron sin menaje y 19 tuvieron daños estructurales, por lo que ya no podrán ser habitadas.

Ramírez indicó que al menos 60 personas permanecen en albergues. “Había gente que no quería salir”, subrayó.

Añadió que se retiraron 90 toneladas de basura y se espera que en dos días más quede listo el saneamiento.

Gabriela de Obaldía, alcaldesa interina, aseguró que habrá apoyo de alimentos para 500 personas y 300 despensas.

El Fondo Estatal de Desastres Naturales (Foeden) entregará 80% de los recursos y el municipio 20% para el pago de menaje. Los servidores públicos ya realizan un censo de los damnificados. 

“Cuando se empezó a inundar, corrimos; ya no tenemos nada”

Sobre el agua, en medio del lodo, flotaban las cebollas y los chiles que Paulina había comprado con esfuerzo para hacerles de comer a sus cuatro hijos. También flotaban la tele, algunos trastes, ropa, zapatos y la desventura.

Lo perdieron todo. El agua que bajó desde el Bosque La Primavera tras las lluvias del fin de semana, alcanzó el metro y medio de altura. Lo decían las marcas de tierra y humedad que quedaron como testigo de las inundaciones que echaron a perder su cama, su refrigerador, los pocos muebles, la licuadora y todo lo que el arrastre encontró a su paso.

La primera inundación ocurrió la tarde del sábado. Estaban comiendo, cuando el agua y el lodo provenientes del arroyo “El Seco” entraron de lleno a la casa abriendo la puerta. Como pudieron salieron de la vivienda ubicada sobre la calle Costa Chica, en la Colonia Miramar. La segunda inundación llegó un día después.

Crecen atenciones a enfermos renales 

Fue hasta ayer que Paulina pudo ver los daños de su vivienda. Casi se desvanece cuando por fin logró abrir la puerta atestada de lodo y ramas. Gritó, lloró, y como pudo sacó fuerzas para comenzar a amontonar sus pertenencias echadas a perder.

“Cuando se empezó a inundar nos salimos corriendo y ni tiempo tuvimos de agarrar algo. Ya no tenemos nada. Mi niño el chiquito ya se me andaba ahogando. Ya no tenemos nada, mejor quisiera morirme. ¿Con qué voy a arropar a mis niños?”, dijo Paulina, quien trabaja recolectando chatarra para dar de comer a sus hijos y colaborar con los gastos de la casa, donde también vive su hermana con sus tres hijos.

Para Carolina, una de sus sobrinas, lo más importante que pudo rescatar fueron sus fotos. Una de cuando era bebé y otra de su primera comunión. Los más pequeños se entretenían jugando a entrar y salir de un hoyo que se formó en una de las paredes remojadas por el agua.

Entre las cosas que recuperó salió la figura de una virgen y un cristo. Viéndolos se  cuestionaba el porqué de su desgracia.

Decenas de vecinos en la misma cuadra sacaban el agua de sus fincas y retiraba con palas el lodo de sus ingresos, intentando llevar a la parte superior de la calle lo poco que habían salvado. El agua ya había bajado su nivel, pero seguía llegándoles a las pantorrillas, dificultando su trabajo de recuperar lo poco que les quedó.

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